Desde los 90 aparecion
lo que se llama “El El movimiento de la “Restauración” Neo-Pentecostal y su
enseñanza errónea del “Reino Ahora”. Ellos afirman que una de las cosas que
Dios está haciendo es “restaurando” a la
iglesia son estos cinco ministerios. Peter Wagner fue el que inicio este
movimiento también llamado la “Tercera Ola.”
El único texto que usan
para apoyar este concepto es Efesios 4:11-13, el cual dice que Cristo
constituyó “a unos como apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a
otros pastores y maestros. . . hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y
del conocimiento del Hijo de Dios”. Se ha argumentado que la palabra “hasta”
prueba que la iglesia de hoy día necesita apóstoles y profetas tanto como
evangelistas, pastores y maestros.
Sin embargo, es la
“edificación” de la iglesia (versículo 12) la cual debe continuar hasta que la
iglesia llegue a una madurez, no los cinco oficios mencionados en el versículo
11. Esto se puede ver claramente cuando leemos el texto de la siguiente manera:
“Y El mismo constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros
evangelistas; a otros pastores y maestros; (estos oficios fueron dados) a fin
de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, (lo cuál tienen como
meta) para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto a la
medida de la estaturá de la plenitud de Dios”.
Los oficios de apóstol y profeta
naturalmente cesarían en la iglesia una vez que su papel en “equipar o
perfeccionar a los santos” fuera terminado; eso es, una vez que la canonización
del Nuevo Testamento fuera completado.
Algunos se han opuesto a
que no existe ninguna razón para excluir a los apóstoles y profetas de los
otros tres oficios mencionados en el versículo 11. Sin embargo, en la misma
epístola, Pablo declara que la iglesia ha sido “edificada sobre el fundamento
de los apóstoles y profetas” (Efesios 2:20) y que el misterio de Cristo tocante
a la iglesia fue “revelado a Sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu”
(3:5). Estas declaraciones indican que el papel de apóstoles y profetas fue
realizado en el primer siglo.
En particular, el Nuevo
Testamento es muy claro acerca del papel temporal de los apóstoles, ya que
ellos fueron escogidos para dar testimonio de lo que habían visto acerca del
Cristo resucitado (Hch. 1:21-26; 5:32; Lc. 1:1-4; 1 Cor. 9:1). Pablo indicó que
él fue la última persona que vió al Cristo resucitado y el último en recibir
una comisión apostólica (1 Cor. 15:8). Las epístolas de 2 Pedro y Judas, entre
las últimas escrituras del Nuevo Testamento que fueron escritas, exhortan a los
lectores a que eviten falsas doctrinas, recordando las enseñanzas de los
apóstoles (2 Ped. 1:12- 15; 2:1; 3:2, 14-16; Jud. 3-4, 17).
Pedro y Judas no
dijeron, “Escuchen a los apóstoles de hoy en día", sino que exhortaron a
los creyentes a “recordar lo que los apóstoles habían dicho”.
Es cierto que la Biblia también
menciona a otros personajes como apostoles: Bernabé (Hch. 14:14), Silvano (1 Ts
2:6; comp. 1:1), Andrónico y Junias (Rom. 16:7) todos eran apóstoles de Cristo,
de modo que sin duda fueron unos de los 500 testigos de la Resurrección (1 Cor.
15:6). Sin embargo, ninguna de estas personas fueron escogidas como sucesor de
uno de los primeros apóstoles (Matías reemplazó a Judas, no fué su sucesor, ya
que Judas había abandonado su apostolado, Hch. 1:21-26).
En el Nuevo Testamento
se utilizan diferentes maneras para describir la palabra “apóstol”. Ciertos
individuos, incluyendo Tito y Epafrodito, eran “apóstoles de las iglesias” (2
Cor. 8:23; Fil. 2:25). Estos “apóstoles” no tenian autoridad sobre la iglesia;
ellos eran mensajeros enviados por las iglesias y sujetos a las mismas.
De manera que, en el
sentido bíblico, no existen apóstoles hoy día. Ni tampoco existen profetas, ya
que estos fueron parte de la “fundación” establecida en la Iglesia del primer
siglo.
Esto no es para negar la
validez continua del don de “profecía”, ya que Pablo se refiere al profetizar
como una actividad básica, en la cual se les insta a todos los cristianos a que
participen hasta el punto que Dios los dote (Rom. 12:6; 1 Cor. 11:4-5; 12:10;
13:2, 8-9; 14:1-6, 20-33; 1 Ts. 5:20); en un sentido general las personas que ejercitan el don de
la profesía se les puede llamar “profetas” (1 Cor. 14:32,37). Sin embargo,
Pablo también habla de personas específicas que ocuparon un oficio de “profeta”
el cual era segundo en autoridad después del apóstol (1 Cor. 12:28-29). El
oficio de “profeta” es lo que estoy argumentando que cesó de existir aproximadamente
al final del primer siglo, no el don de profecía.
Por otro lado el profeta
según Pablo, no predice el futuro, mas bien es para edificación, animar y
consolar ( 1 Cor.12:3)
Por otra parte, el
interpretar Efesios 4:11 como un llamado para una restauración del oficio de
apóstol de Cristo no sólo es un error en interpretación, sino que abre la puerta
a la herejía.
Alegar que la iglesia de
hoy necesita visiones y revelaciones por medio de apóstoles modernos y profetas
de Cristo, es negar la suficiencia de la Biblia (2 Tim. 3:16) y colocar a la
iglesia a la merced de falsos apóstoles, de los cuales nos advirtió el apóstol
Pablo en términos muy claros (2 Cor. 11:13-15).
Los que enseñan los
“cinco ministerios” con el intento de buscar el “restaurar” una fundación que
nunca ha sido movida, realmente están estableciendo una fundación falsa que no
insta el crecimiento del cuerpo de Cristo.
Caesar Arevalo
Caesar Arevalo
No hay comentarios:
Publicar un comentario