INTRODUCCION
En 1620 alrededor de 40 separatistas ingleses llegaron
de Leyden, Holanda a las costas del Atlántico norte. Se asentaron en Plymouth y
de allí nace la primera colonia que da lugar a los Estados Unidos de America.
Para 1621, después de pasar un crudo y terrible invierno y en donde la mitad de
la tripulación perdió la vida, los sobrevivientes celebran con la ayuda de los
nativos del lugar lo que se conoce como “acción de gracias.” Fueron tres días de
juegos e interacciones, obviamente, los separatistas oraron como buenos calvinistas
estrictos que eran. Pero no fue hasta 1623 en donde la celebración de acción de
gracias adquiere un elemento verdaderamente religioso.
LA SEGUNDA CELEBRACION DE ACCION DE GRACIAS, Y LA PRIMERA
DE CARÁCTER RELIGIOSO
Esta segunda celebración, de agradecimiento a Dios fue
de una naturaleza muy diferente a los días de acción de gracias que le
siguieron. Eran días centrados en la oración y la observancia religiosa estilo
calvinista reformada. Aunque incluyeron una comida, eso no fue el enfoque del
día. En algunos casos, no se hizo el trabajo regular. Veremos esto a partir de
los registros que tenemos de estos días, y también cómo el Día de Acción de
Gracias llegó a ser la celebración anual que es hoy, y por qué se estaba dando
gracias.
El siguiente registro que tenemos de un día de acción
de gracias es de 1623. El gobernador William Bradford de la colonia de Plymouth
convocó un día de oración solemne para buscar la misericordia de Dios para
terminar con una sequía. Cuando recibieron lluvia, proclamó un día de acción de
gracias (en el verano de 1623):
No puedo omitir aquí
cómo, a pesar de todos sus grandes dolores y trabajos, y las grandes esperanzas
de una gran cosecha, el Señor pareció destruir y quitar lo mismo, y amenazarlos
con una hambruna más y más dolorosa. Por una gran sequía que continuó desde la
tercera semana de mayo hasta mediados de julio, sin lluvia y con gran calor en
su mayor parte, tanto que el maíz comenzó a secarse aunque se puso compensar
con pescado, cuya humedad ayudó mucho. Sin embargo, finalmente comenzó a
languidecer, y algunos de los terrenos más secos se resecaron como heno
marchito, parte del cual nunca se recuperó. En lo cual apartaron un día solemne
de humillación, para buscar al Señor con humilde y ferviente oración, en esta
gran angustia. Y se complació en darles una respuesta graciosa y pronta, tanto
a la admiración de ellos como de los indios que vivían entre ellos. Durante
toda la mañana, y la mayor parte del día, estuvo despejado y muy caluroso, y no
se vio ni una nube ni señal alguna de lluvia; sin embargo, hacia la tarde
comenzó a encapotarse, y poco después a llover con aguaceros tan dulces y
suaves que les dieron motivo de regocijo y bendición a Dios. Llegó sin viento
ni truenos ni violencia alguna, y gradualmente en tal abundancia que la tierra
estaba completamente mojada y empapada, y con eso lo cual aparentemente revivió
y avivó el maíz podrido y otras frutas, como era maravilloso de ver, y
asombraba a los indios al contemplar. Y después el Señor les envió tales
lluvias estacionales, con intercambio de buen tiempo cálido que, a través de Su
bendición, causó una cosecha abundante y fructífera, para su gran consuelo y
regocijo. Por cuya misericordia, en el tiempo conveniente, apartaron también un
día de acción de gracias.
(William Bradford, de la plantación de
Plymouth. Samuel Eliot Morrison, ed. Nueva York, 1952, p.131-132).
Trad. Caesar Arevalo
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