Aunque la asamblea general de Ginebra declaró en Mayo de 1536 que la religión protestante es la religión legal de Ginebra los magistrados miraban con sospecha el rápido control que Calvino y sus ordenanzas estaban teniendo en la comunidad. El concilio no quería que Ginebra habiendo salido de la dominación católica ahora tenga que estar bajo el control protestante bajo Calvino.
Además, los ginebrinos no miraban con agrado que
Calvino y sus pastores estén imponiendo demandas de moralidad sobre actos de moralidad en la vida personal de los ginebrinos, pues ellos
consideraban “interferencia extranjera.”
El mayor problema fue evidente cuando la población se negó
a jurar fidelidad a la confesión de fe que escribió Calvino. El concilio menor exigió
que cada ginebrino jure lealtad a la confesión. Además, el magistrado agregó que los que rehúsan jurar fidelidad a la confesión serian castigados.
Para noviembre de 1537 el concilio menor ordenó a los
opositores a abandonar la ciudad sin embargo los senadores carecían del poder y la
voluntad de llevar a cabo la medida que no fue muy bien recibida.
En las elecciones de 1538, se vio un gran cambio en el
apoyo de los habitantes a Calvino y Farel. El nuevo concilio no fue convencido
de las medidas religiosas de Calvino. Por lo tanto, el concilio demandó a
Calvino y sus ministros a seguir el modelo del vecino país de Berne en cuanto a
liturgia y los sacramentos. Es precisamente esta decision del magistrado que Calvino se opuso tildándolo de interferir en los asuntos de la
iglesia de Ginebra.
Calvino y sus ministros entonces decidieron usar el poder del pulpito
para atacar al nuevo concilio algo totalmente inaceptable pues contradecía la misma orden de culto que Calvino había elaborado. Antes esta situación, el concilio de la ciudad ordenó a Calvino y a
sus pastores que dejen de usar los pulpitos de la ciudad para atacar al
magistrado y a sus lideres. Sin embargo, muchos pastores reformados hicieron
caso omiso de tal orden y un ministro protestante siguió insultando desde el
pulpito a los lideres llamándoles “son un reino de renacuajos,” y “chusma de borrachos.”
La situación se empeoró cuando Calvino y Farel se
rehusaron a usar pan sin levadura en la santa cena, de acuerdo con la práctica de
la iglesia en Berne, sin embargo, tal orden no fue recibida de buena gana por
Calvino y Farel. Al ver el concilio la actitud desafiante de Calvino y Farel, les
prohibieron el predicar en la ciudad.
El 21 de abril de 1538 en un acto de abierto desafío al magistrado,
Calvino y Farel, se subieron a sus pulpitos en St Pierre y St Gervais y dijeron
a sus fieles protestantes que estaban enojados y frustrados por lo que se estaba transpirando
en la ciudad, que por la decisión del magistrado no administrarían la
santa cena a la congregación.
Dos días después, el 23 de abril, Calvino escapa de
Ginebra después que el concilio menor de la ciudad y el concilio de los 200
condenaron ambos a Calvino, Farel junto con sus ministros, y al mismo tiempo ordenándoles el abandonar la
ciudad dentro de tres días de la orden civil. Calvino enojado y desilusionado no esperó los tres días y salió en seguida, y juró nunca más regresar.
Caesar Arevalo
FUENTE
Manetsch, S. M. (2013). Calvin's company of pastors: Pastoral care and the Emerging Reformed Church, 1536-1609. Oxford University Press.
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