LA VERDAD

Este sitio es acerca la teología reformada tal como fue enseñada por los grandes e influyentes reformadores del siglo 16. El trabajo de ellos cambió la forma de ver el Cristianismo en términos de teología y liturgia. Fueron ellos que viendo la corrupción en la existente iglesia Católica desearon reformarla de acuerdo a Escritura, trayendo consigo la mas grande revolución religiosa y social que la historia de la iglesia haya sido testigo. Su legado sigue hoy en este siglo, y su influencia cambió Europa y dio nacimiento a los Estados Unidos de América.

martes, agosto 09, 2022

"NO SOY EL DIABLO"

 

Guillaume Farel (1489-1565)


William Farel or Guillaume Farel, reformador francés, fue la figura principal en la primera generación de reformados para traer el evangelio a Ginebra Católica. Farel fue amigo de todos los reformadores de la época, era conocido por su carácter dinámico, efusivo, agresivo y de poco tacto; aunque no fue un teólogo o escribió algún tratado teológico,  era un hombre que no tenia temor de hablar y decir las cosas como lo veía y sentía.

En 1532 en su primera visita misionera a Ginebra, estuvo en compañía de Antoine Saunier y Antoine Froment. Fue en esa ocasión que Farel y Saunier fueron arrestados y llevados al obispo del concilio de la ciudad. Según narra Roset (Manetsch, 14) en su Crónica de 1562, la entrevista de Farel y el obispo fue así:

Vamos ahora, tu diablo malvado Farel, ¿Qué estas haciendo? ¿A dónde vas de aquí para allá? ¿Quién te envió aquí para crear problemas en esta ciudad?, a esto Farel respondió

“No soy el diablo, yo proclamo a Jesus Cristo, quien fue crucificado y murió por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación, para que cualquiera que crea en él tenga vida eterna, pero aquellos que no creen serán condenados, por este propósito fui enviado por Dios, nuestro buen Padre, como un embajador de Jesús Cristo, llamado a predicar a todos aquellos que desean escucharme”

Obviamente esta respuesta no agradó en nada al obispo del concilio, y Farel fue atacado, golpeado y expulsado de la ciudad, pero regresó  a la ciudad el siguiente año con garantía de protección.

Otro reporte nos dice lo siguiente,

Su primera estancia en Ginebra no fue larga. Llegó en 1532, cuando tenía unos 43 años. La ciudad estaba llena de conflictos religiosos y se tambaleaba al borde del caos. Sin embargo, dentro de esa ciudad había unos pocos que habían sido tocados por las verdades de la Reforma, y Farel limitó su predicación al culto privado en los hogares de estos pocos fieles. Pero su predicación fue demasiado exitosa para mantenerla en secreto, y pronto se vio obligado por las circunstancias a comenzar la proclamación pública del evangelio.

Esta práctica no podía durar mucho en esta ciudadela del pensamiento romano. Pronto fue convocado ante un furioso concilio episcopal que vio su predicación como una amenaza a la autoridad de Roma. Farel presentó sus credenciales desde Berna; y, aunque causaron alguna impresión, fue tratado con insolencia. Uno de los clérigos presentes le gritó: "Ven, diablo inmundo. ¿Estás bautizado? ¿Quién te invitó aquí? ¿Quién te dio autoridad para predicar?"

La respuesta de Farel fue:

"He sido bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y no soy un diablo. Voy predicando a Cristo, que murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación. El que cree en él será salvo; los incrédulos se perderán. Soy enviado por Dios como mensajero de Cristo, y estoy obligado a predicarlo a todos los que me escuchen. Estoy listo para disputar con ustedes y dar cuenta de mi fe. y ministerio. Elías le dijo al rey Acab: 'Eres tú, y no yo, quien perturba a Israel.' Por eso digo, sois vosotros y los vuestros, los que perturbáis al mundo con vuestras tradiciones, vuestras invenciones humanas y vuestras vidas disolutas".

Cuando otro gritó: "Ha blasfemado; no necesitamos más pruebas; merece morir", Farel respondió: "Habla las palabras de Dios, y no las de Caifás".

En respuesta a esto, el consejo ya no pudo contener su ira. Se burlaron de él, lo escupieron, lo agredieron con garrotes; y, cuando huía por su vida, un miembro le disparó. Incluso eso no pudo asustar al intrépido reformador. Se volvió hacia el que intentó su asesinato con las palabras: "Tus disparos no me asustan". Pero sólo con dificultad escapó, y sus primeros trabajos en Ginebra llegaron a su fin.

Al final, Farel retornaría a Ginebra un año después en 1533, de allí en adelante la reforma tomaría otro rumbo con otro francés llamado Juan Calvino.

Caesar Arevalo

 

FUENTES

Manetsch, S. M. (2013). Calvin's company of pastors: Pastoral care and the Emerging Reformed Church, 1536-1609. Oxford University Press.

William Farel. (n.d.). Retrieved August 9, 2022, from http://www.prca.org/books/portraits/farel.htm

 

 

 

No hay comentarios: