INTRODUCCION
Si los animales de los tres primeros siglos regresaran
a la vida y pudieran hablar expresarían su profundo odio y desprecio a los
romanos sin dudarlo.
El apóstol Pablo que observó la forma que los romanos
trataban a los animales escribió a la iglesia en Roma “Porque la
creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de
aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también
liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los
hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores
de parto hasta ahora” (Rom. 8:20-22).
Sin duda el elemento escatológico incluye a los
animales en la redención cósmica. Pablo sabia de la crueldad con que los
romanos sometían sobre las bestias exóticas que traían de lugares tan alejados
como el África y el este de Asia y de otros lugares. Los animales según la
doctrina cristiana no están al margen de la redención final cósmica. Pablo
mismo dice que la naturaleza será libertada (eleuzeruzesetai=liberar o
hacer libre de la esclavitud de la podredumbre asquerosa y despreciable del
pecado) a la gloria de los hijos de Dios. Mas adelante Pablo dice que TODA la
creación (animales) en conjunto sufre y grita de dolor hasta el día de su
liberación. Roma era el contexto de la teología de Pablo.
ROMA Y LOS ANIMALES EXOTICOS
El Imperio Romano se extendía desde Inglaterra hasta
el norte de África y el Medio Oriente. A medida que el comercio entre estas
regiones se hizo más común, también lo hizo el intercambio de animales
exóticos. Los romanos estuvieron expuestos a elefantes, avestruces, tigres y
leones y otras especies desde el siglo I AD. En el próximo milenio, a estos se
les unieron hipopótamos, rinocerontes, camellos y jirafas, y otras especies que
nunca hemos conocido pues fueron literalmente exterminados por órdenes de los
emperadores. Se usaban animales exóticos en desfiles, se los entrenaba para
realizar trucos y se les obligaba a pelear hasta matar y morir sin una razón
justificable, solo para satisfacer los caprichos de una sociedad enferma
mentalmente. Roma era literalmente un infierno para todo tipo de animal.
EL CIRCO ROMANO = Circus Maximus
Circus Maximus fue el estadio de carros más grande de
la antigua Roma. El estadio de 600 metros de largo estaba ubicado entre el
Palatino y el Aventino y podía albergar hasta 150.000 espectadores. La primera
construcción del Circo Máximo se remonta al siglo VI a. C., después de lo cual
varios emperadores ampliaron o reconstruyeron el estadio después de grandes
incendios.
Su función principal era la de pista de carreras de
carros y sede de los Juegos Romanos (Ludi Romani) que honraban a Júpiter. Eran
los juegos más antiguos de la ciudad y se celebraban cada mes de septiembre con
15 días de carreras de carros y procesiones militares. Además, Roma tuvo muchos
otros juegos y hasta 20 de estos tuvieron un día o más en el Circo Máximo.
Otros eventos organizados en el sitio incluyeron cacerías de animales salvajes,
ejecuciones públicas y peleas de gladiadores, algunas de las cuales fueron
extremadamente crueles que desafían toda norma de ética, como cuando Pompeyo
organizó una competencia entre un grupo de gladiadores bárbaros y 20 elefantes
lo cual fue uno de los eventos más grotescos y horrendos de observar.
Siendo la estructura del Circus Maximus más grande en
tamaño y capacidad que el Coliseo Romano, la gente podía ver más animales
salvajes siendo peleando, matando a criminales y criminales, y masacrados por
brutos gladiadores cuyo propósito era solo matar.
Orto circo famoso fue el Circus Flaminius
conocido por sus espectáculos acuáticos. En siglo 2 AC el emperador
Augusto lleno el circo de agua y puso más de 30 cocodrilos en donde el
espectáculo consistía en la masacre de todos ellos por gladiadores y gente condenada
a la muerte, el espectáculo grotesco hipnotizo a los espectadores que
muchos entraron a un estado de trance e histeria colectiva al ver toda el agua
contaminada de la sangre de los cocodrilos y la de los hombres.
LA LOCURA EN ACCION
Pero el espectáculo grotesco de masacres de animales
salvajes y exóticos no se limitaba a los circos. Dentro del Coliseo, las peleas
de animales era también parte importante de todo el entretenimiento del
imperio, y se presentaban en dos variedades: damnatio ad bestias,
en las que devoraban a criminales convictos como una forma de castigo; y venationes,
en las que gladiadores totalmente armados luchaban contra otros animales u
otros gladiadores armados hasta matarlos cruelmente. Era una verdadera orgia de
sangre y violencia.
Sin embargo, nada podía igualar a los venationes,
el espectáculo era altamente cruel que supera toda lógica y rompe toda
sensibilidad humana, eran literalmente increíblemente sanguinarios,
incluso para los estándares éticos de los romanos. Se dice que el emperador
Augusto Caesar mató 3,500 animales durante su reinado. Fue superado por sus
sucesores Tito y Trajano, quienes ordenaron la muerte de 5,000 y 11,000
animales, respectivamente. La sociedad romana literalmente estaba enfermas
mentalmente al punto que la violencia, tortura y sufrimiento corporal en
hombres y animales eran vistos como la más alta de expresión moral. Era un
paroxismo colectivo que fue el propósito de la vida de los romanos: crueldad.
La demanda cada vez mayor de animales exóticos para
los festivales en el Coliseo sustentó a cazadores especializados que vivían y
trabajaban en los márgenes del imperio. Numerosos autores romanos, incluido
Petronio, describen en detalle los métodos que estos profesionales utilizaron
para rastrear y capturar criaturas peligrosas como osos y tigres sin dañarlos.
Atraían a sus presas a pozos donde las dejaban durante días o semanas hasta que
se debilitaban lo suficiente, o las capturaban con redes y las ataban a tablas
de madera para trasladarlos al Coliseo en Roma. Muchos animales morían en el
viaje, otros llegaban tan débiles que apenas sobrevivían, y los pocos que
sobrevivían morían en la arena a manos de viciosos y brutos gladiadores que
también morían a manos de otros. El espectáculo era un escenario grotesco
combinado de gritos dolorosos, desesperación y olor a sangre humana mezclada
con las de los animales.
En 204 d.C el emperador Séptimo Severo realizo una presentación teatral, una de las mas grandes, en donde una embarcación pretendió estar en el mar y naufrago partiéndose en la mitad, y más de 700 animales salvajes y exóticos se escaparon en el circo en donde se mataron unos a otros, estos espectáculos llenaban a la gente de euforia y un paroxismo sin paralelo. Una histeria colectiva que evidenciaba el gran trastorno mental del pueblo romano.
No todos los animales exóticos fueron sacrificados por
los romanos, especialmente cuando fueron traídos a la capital por primera vez
en los últimos tiempos. La jirafa del emperador César, descrita por el
historiador Cassius Dio como haber sido "exhibida a todos", sirve
como un ejemplo. Se cree que Augusto Caesar hizo lo mismo. “Si se traía a la
ciudad algo raro y digno de ver”, dice el historiador Suetonius, “tenía la
costumbre de hacer una exhibición especial en cualquier lugar conveniente en
los días en que no se programaban espectáculos”.
Al mismo tiempo, la popularidad de cualquier venatio dependía
en gran medida del interés público en las criaturas participantes. La
primera venatio, según Plinio el Viejo, tuvo lugar en el 252 a. C.,
durante la Primera Guerra Púnica. El evento contó con elefantes que las fuerzas
romanas habían capturado en la isla de Sicilia, una novedad en ese momento.
Durante los últimos días de la República, los más adinerados agotaron sus redes
diplomáticas para conseguir los animales más exóticos que pudieron encontrar,
desde leopardos hasta cocodrilos.
"Si bien muchos venationes presentaban
especies locales como toros y perros", escribió Caroline Wazer,
quien estudió historia antigua en la Universidad de Columbia, en The
Atlantic, los animales exóticos "eran mucho más
emocionantes... Además, los romanos parecen haber tenido poco interés en criar
animales exóticos en casa. Los animales capturados en la naturaleza se
consideraban infinitamente más peligrosos, más valiosos y fascinantes”.
La relación entre los romanos y los animales exóticos
está llena de complejidades psicológicas y sociológicas. A menudo, el trato que
se les daba se reducía a la disposición individual. Emperadores ilustrados como
Marco Aurelio tenían poco interés en el Coliseo y sus venationes.
Su sucesor Commodus, por el contrario, fue un ávido gladiador que, según los
informes, desarrolló una punta de flecha en forma de medialuna que se usa para
decapitar avestruces.
Otros gobernantes, como César y Augusto, oscilaron
entre los dos extremos. Un día, trataron a los animales exóticos con asombro y
reverencia. Al siguiente, se deleitaron en organizar una brutal venatio que
concluyó con su matanza sin sentido. Un blog de historia de la Universidad de
Chicago busca respuestas de Plinio, quien dijo que la búsqueda de la riqueza se
derivaba de la necesidad de “poseer algo que podría destruirse por completo en
un momento”. Quizá las venationes eran una expresión del vacío
moral de los Emperadores que la llenaban con masacres a animales inocentes.
Sin embargo, las venationes no
siempre fueron recibidas con mucho entusiasmo. “Cuando [los
elefantes] hubieron perdido toda esperanza de escapar”, Plinio
recuerda una venatio escenificada por Pompeyo, “trataron de
ganarse la compasión de la multitud con indescriptibles gestos de
súplica, deplorando su destino con una especie de lamento, tanto para la
angustia del público que se olvidaron del general y su munificencia
cuidadosamente ideada para su honor, y prorrumpiendo en lágrimas se levantaron
en un cuerpo e invocaron maldiciones sobre la cabeza de Pompeyo.
“El último día fue el de los elefantes”,
escribe Cicerón sobre el mismo evento, “en el que hubo gran asombro por
parte de la multitud vulgar, pero ningún placer en absoluto. No, incluso hubo
un cierto sentimiento de compasión despertado por ello, y una especie de
creencia creada de que ese animal tiene algo en común con la humanidad.” Aunque
las venationes continuaron mucho después de que cesaron las
batallas de gladiadores, la práctica se dejó de practicar frente al público
romano hasta el final.
A pesar de tales críticas, las venationes parecían
haber jugado un papel importante en la humanización de los animales exóticos en
la época romana y en convertirlos de criaturas mitológicas en organismos no muy
diferentes a los humanos. En su artículo de la revista Atlantic,
Wazer analiza un mosaico en el que cuatro leopardos luchan contra cuatro
gladiadores. Los leopardos recibieron apodos, al igual que sus adversarios
humanos, y se representan con coronas de laurel: un signo de talento y coraje
excepcionales.
El imperio romano fue un imperio poderoso pero cruel
con las naciones que conquistaba y con la naturaleza, es decir los animales.
Roma era literalmente un infierno para los animales exóticos. Como castigo de
todo lo que hicieron con la fauna exótica, durante el reino de Diocleciano la
parte alta del Circus Maximus colapso matando a mas de 13 mil espectadores. No
dudaría que los animales sacrificados por puro capricho se “vengaron” ese día
de los romanos.
por Caesar Arevalo
REFERENCIAS
Brinkhof,
T. (2022, May 17). Exotic animals and their strange relationship with
ancient Greeks and Romans. Big Think. Retrieved May 19, 2022, from https://bigthink.com/the-past/exotic-animals-greece-rome/
Cartwright,
M. (2022, May 17). Circus maximus. World History Encyclopedia. Retrieved
May 20, 2022, from https://www.worldhistory.org/Circus_Maximus/
Rodgers, N., & Dodge, H. (2017). The Illustrated Encyclopedia of
the Roman Empire. Cambridge: Hermes House.
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