TESTIMONIO DE LA FE CRISTIANA EN LOS PRESIDENTES DEL
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
INTRODUCCION
John Jay, (12 de diciembre de 1745-17 de mayo de 1829
en Bedford) Padre fundador de los Estados Unidos y gobernador de New York, que
sirvió a la nueva nación tanto en derecho como en diplomacia. Estableció
importantes precedentes judiciales como primer presidente del Tribunal Supremo
de los Estados Unidos (1789-1795) y negoció el Tratado de Jay de 1794, que
resolvió importantes quejas con Gran Bretaña y promovió la prosperidad
comercial.
¡Condesciende, Padre misericordioso! conceder hasta donde sea apropiado estas peticiones imperfectas, aceptar estas acciones de gracias inadecuadas, y perdonar cualquier pecado que se haya mezclado en ellas por amor a Jesucristo, nuestro bendito Señor y Salvador; a quien, contigo y el Espíritu bendito, siempre un solo Dios, sea dado todo honor y gloria, ahora y por siempre. [William Jay, The Life of John Jay (New York: J & J Harper, 1833), Vol. I p. 518, Appendix V.]
A Aquel que es el autor y dador de todo bien, le doy gracias sincera y humildelmente por sus múltiples e inmerecidas bendiciones, y especialmente por nuestra redención y salvación por medio de su amado Hijo. . . . Bendito sea su santo nombre. [William Jay, The Life of John Jay (New York: J. & J. Harper, 1833), Vol. I, pp. 519-520, from his Last Will & Testament.]
La misericordia, la gracia y el favor vinieron por Jesucristo, y también esa verdad que verificó las promesas y predicciones acerca de Él y que expusó y corrigió los varios errores que se habían absorbido con respecto al Ser Supremo, Sus atributos, leyes y dispensaciones. [William Jay, The Life of John Jay (New York: J & J Harper, 1833), Vol. II, p. 386, to John Murray, April 15, 1818.]
Transmitiendo la Biblia a la gente. . . ciertamente les hacemos un acto de bondad muy interesante. De ese modo les permitimos aprender que el hombre fue originalmente creado y colocado en un estado de felicidad, pero, al volverse desobediente, fue sometido a la degradación y los males que él y su posteridad han experimentado desde entonces. La Biblia también les informará que nuestro bondadoso Creador nos ha provisto un Redentor en el que todas las naciones de la tierra deberían ser bendecidas, que este Redentor ha hecho expiación "por los pecados del mundo entero" y, por lo tanto, reconcilia la justicia divina con la Divina misericordia, ha abierto un camino para nuestra redención y salvación; y que estos inestimables beneficios son del don gratuito y la gracia de Dios, no de nuestro mérito ni de nuestro poder para merecerlo. La Biblia también los [animará] con muchas seguridades explícitas y consoladoras de la misericordia Divina para nuestra raza caída, y con repetidas invitaciones a aceptar las ofertas de perdón y reconciliación. . . . Por tanto, quienes se alistan en Su servicio, tienen el mayor estímulo para cumplir las obligaciones asignadas a sus respectivos puestos; lo más cierto es que aquellos de Sus seguidores que [participan en] Sus conquistas también participarán en las glorias y bendiciones trascendentes de Su Triunfo. [John Jay, The Correspondence and Public Papers of John Jay, 1794-1826, Henry P. Johnston, editor (New York: Burt Franklin, 1890), Vol. IV, pp. 494, 498, from his “Address at the Annual Meeting of the American Bible Society,” May 13, 1824.]
Recomiendo una devolución general y pública de alabanza y acción de gracias a Aquel de cuya bondad descienden estas bendiciones. El medio más eficaz de asegurar la continuidad de nuestras libertades civiles y religiosas es recordar siempre con reverencia y gratitud la fuente de la que ellas fluyen. [William Jay, The Life of John Jay (New York: J. & J. Harper, 1833), Vol. I, pp. 457-458, to the Committee of the Corporation of the City of New York on June 29, 1826.]
La Biblia es el mejor de todos los libros, porque es la palabra de Dios y nos enseña la manera de ser felices en este mundo y en el próximo. Continúa, pues, leyéndolo y regulando tu vida por sus preceptos. [John Jay, John Jay: The Winning of the Peace. Unpublished Papers 1780-1784, Richard B. Morris, editor (New York: Harper & Row Publishers, 1980), Vol. II, p. 709, to Peter Augustus Jay on April 8, 1784.]
La evidencia de la verdad del cristianismo solo requiere ser examinada cuidadosamente para producir convicción en mentes sinceras ... quienes emprendan esa tarea obtendrán ventajas.[ William Jay, The Life of John Jay (New York: J. & J. Harper, 1833), Vol. II, p. 266, to the Rev. Uzal Ogden on February 14, 1796.]
La Providencia le ha dado a nuestro pueblo la elección de sus gobernantes, y es el deber, así como el privilegio e interés de nuestra nación cristiana, seleccionar y preferir cristianos como gobernantes. [William Jay, The Life of John Jay (New York: J. & J. Harper, 1833), Vol. II, p. 376, to John Murray Jr. on October 12, 1816.]
CONCLUSIÓN
Es innegable que bajo los modernos estándares de
justicia, el juez Jay sería catalogado por los demócratas como "inepto, fanático religioso, y no
calificado" para ser jefe ni mucho menos juez del Tribunal supremo. Es una
verdadera tragedia el cambio de filosofía en la corte de justicia, en menos de
100 años vino el cambio. Necesitamos entonces regresar a los principios y fundamentos que hicieron de esta nación una luz a las naciones y la nación mas poderosa de la tierra por la bendición de Dios.
Caesar Arevalo
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