LA VERDAD

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miércoles, abril 08, 2020

LOS SACRAMENTOS EN LA LITURGIA PRESBITERIANA





¿QUE ENSEÑA EL PRESBITERIANISMO SOBRE LOS SACRAMENTOS?

INTRODUCCION 

Existe considerable confusión dentro del evangelicalismo en cuanto a lo que es un sacramento, como administrarlo y quienes deben de adminístralo. Desde sus inicios en Escocia, los padres presbiterianos dejaron muy claro en el libro de disciplinas y doctrinas acerca de este tema. 

¿Porqué es importante este tema? pues a raíz de virus chino COVID 19 muchas congregaciones no se reunen siguiendo las direcciones de las autoridades de evitar lugares con mucha gente, entonces surge la pregunta ¿cómo se puede celebrar la santa cena? ¿se puede administrarlo por la internet?

Veamos para aprender lo que el presbiterianismo enseña acerca de los sacramentos, para esto vamos a leer la sección de los sacramentos del Primer Libro de los Sacramentos de 1560 escrito por John Knox y otros cinco mas teólogos presbiterianos.

DEL LIBRO DE DISCIPLINA 

De sus honores (el gran Concilio de Escocia) recibimos un cargo fechado en Edimburgo el 29 de abril, en el año de nuestro Señor 1560, exigiéndonos y ordenándonos en nombre del Dios eterno, como responderemos en su presencia, que nos comprometamos a escribir, y en un libro entregar a sus sabidurías nuestros juicios acerca de la reforma de la Religión que hasta ahora en este Reino (como en otros) se ha corrompido por completo: al recibir tal orden de lo cual (tantos de nosotros que estábamos en esta ciudad) nos reunimos, y en unidad ofrecimos a sus sabidurías estos subsecuentes para que se observe un orden y una uniformidad comunes en este ámbito en relación con la doctrina, la administración de los sacramentos, la elección de ministros, la provisión para su sustento, la disciplina eclesiástica y la política de la Iglesia.

LOS SACRAMENTOS

A Cristo Jesús, su santo Evangelio realmente predicado, por necesidad es que sus sacramentos sagrados sean anexados y verdaderamente ministrados, como sellos y confirmaciones visibles de las promesas espirituales contenidas en la Palabra, y son dos, a saber, el bautismo y la Santa Cena del Señor Jesús; que luego es ministrada correctamente por un ministro legítimo, y el pueblo, antes de la administración de la misma, es claramente instruido y tiene en cuenta la gracia y la misericordia gratuitas de Dios, ofrecidas al penitente en Cristo Jesús: cuando se toman en cuenta las promesas de Dios, se predica y se declara el fin y el uso de los sacramentos, y eso se hace en una lengua que la gente entienda: si estan más lejos de ellos no se agrega nada, cerca de ellos nada disminuye, y en su práctica nada cambia acerca de la institución del Señor Jesús, y la práctica de sus santos apóstoles.

Y aunque el orden de Ginebra que ahora se usa en algunas de nuestras Iglesias, es suficiente para instruir al lector diligente sobre cómo estos dos sacramentos pueden ser ministrados correctamente; sin embargo, para mantener una uniformidad, hemos considerado bueno agregar esto como sobreabundante:

En el Bautismo no reconocemos nada que se use excepto el elemento del agua solamente (que la palabra y la declaración de las promesas deben proceder, hemos dicho antes), por lo tanto, cualquiera que presuma en el Bautismo usar aceite, sal, cera, saliva, conjuración estan acusando la institución perfecta de Cristo Jesús, de imperfección. Pues estaba vacío de todos esos inventos ideados por hombres, y los que presumirían alterar la ordenanza perfecta de Cristo deberían ser castigados severamente.

La Mesa del Señor es ministrada con la mayor razón cuanto esto se acerca más a la acción de Cristo. Pero está claro que en la cena de Cristo Jesús se sentó con sus discípulos; y por lo tanto, juzgamos que sentarse en una mesa es lo más conveniente para esa acción sagrada, que el pan y el vino deben estar allí, que se deben dar las gracias, la distribución de lo mismo hecho y el mandamiento dado que el pan debe tomarse y comerse, y que todos también deben beber de la copa de vino, con declaración de lo que es el uno y el otro: suponemos que ningún hombre piadoso dudará. Porque, como conmovedor el condenable error de los papistas que se atreven a defraudar a la gente común de una parte de ese sacramento sagrado, a saber, de la copa de la sangre del Señor, suponemos que su error es tan manifiesto, que no necesita ninguna refutación: ninguno de nosotros tenemos la intención de refutar nada en esta simple Confesión: Pero ofrecemos una disputa pública a toda esa lista que cualquiera lo niegue y que es afirmada por nosotros.

Que el Ministro parta el pan y distribuya lo mismo a los que están a su lado, ordenando al resto, a todos con reverencia y sobriedad que rompan el pan con los demás, creemos que esto es lo más cercano a la acción de Cristo y a la práctica perfecta, como leemos en San Pablo; durante la acción que consideramos necesaria, que se lean algunos  textos de la Escritura, que puedan tener en cuenta la muerte de Cristo Jesús y el beneficio de la misma. 

Al ver esa acción debemos recordar principalmente la muerte del Señor, pues juzgamos que las Escrituras mencionan lo mismo, lo más adecuado para despertar nuestras mentes aburridas en ese momento y en todo momento. Deje que la discreción de los ministros designe los textos bíblicos para ser leídos según ellos lo consideren bueno. Los tiempos que consideremos más convenientes para la administración de uno y del otro de estos sacramentos, se declararán en la sección de la política de la iglesia."

COMENTARIO

Como vemos, la administración de los sacramentos son dos, y la administración debe hacerse en congregación presencial, administrado solo por ministros ordenados, y son los ministros que usando criterio bíblico cumplan con estos sacramentos para la iglesia. Esto por lo tanto rechaza la idea de que la administración de los sacramentos se puede hacer a través de la internet pues es imposible hacerlo. Esto enseña el presbiterianismo.

Caesar Arevalo

FUENTE: Primero libro de Disciplina - 1560

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