LA VERDAD

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martes, marzo 17, 2020

LUTERO Y LA PREVENCION DE LA PLAGA


INTRODUCCION

Para la fecha que escribo este artículo, las cifras de este nuevo virus llamado COVID-19 ha infectado al menos a 179,112 personas en 120 países y territorios, resultando en más de 7,500 muertes. En los EE. UU., Al menos 49 estados más el Distrito de Columbia han informado casos confirmados de COVID-19, lo que representa casi 4,226 enfermedades y 75 muertes.

Ante esta realidad, algunos han publicado en los medios referencias a una carta que escribió Martin Lutero en 1527, diez años después de su famosa “95 tésis”, en respuesta a la mortífera llamada “plaga bubónica” o “peste negra” que curiosamente golpeó su ciudad de Wittemberg.en donde también clavó sus tesis.
Sin embargo la gran mayoría ignora dos cosas, la plaga no fue un virus como el “corona virus COVID-19;” y segundo, Lutero sabía que el ser negligente en la higiene personal es considerado un “pecado” ante Dios en momentos de plagas biológicas.
Antes de seguir veamos la diferencia entre la diferencia entre un virus y una bacteria.

¿BACTERIA O VIRUS?

Las bacterias son microorganismos unicelulares que están en todas partes: en el aire, el suelo y el agua, en las plantas y en los animales. La mayoría de las bacterias, incluidas las de nuestros intestinos, son inofensivas.

Algunas infecciones que las bacterias pueden causar incluyen faringitis estreptocócica, tuberculosis e infecciones del tracto urinario (ITU). Tomar un curso prescrito de antibióticos de acuerdo con las instrucciones de un médico puede matar la infección. Desafortunadamente, las bacterias son adaptables y el uso excesivo de antibióticos ha ayudado a crear cepas de bacterias que se han vuelto resistentes a los antibióticos.
Los virus, en cambio, son más pequeños que las bacterias y no pueden sobrevivir sin un huésped vivo. Un virus se adhiere a las células y generalmente las reprograma para reproducirse. Además, a diferencia de las bacterias, la mayoría de los virus causan enfermedades. Algunas enfermedades causadas por virus incluyen el resfriado común, el SIDA, el herpes y la varicela, y lo que se conoce ahora como el COVID-19.
Las infecciones virales requieren vacunas para prevenirlas en primer lugar, como las vacunas contra la polio o el sarampión, o medicamentos antivirales para tratarlas. En el caso de la COVID-19 no existe todavía una vacuna para tal virus.

LA “PLAGA BUBONICA” y Lutero

La llamada “plaga bubónica” o “pesta negra” del tiempo de Lutero no fue un virus, pero fue causada por la bacteria Yersinia pestis. La plaga llegó a Europa en octubre de 1347, cuando 12 barcos del Mar Negro atracaron en el puerto siciliano de Messina. Las personas reunidas en los muelles se encontraron con una horrible sorpresa: la mayoría de los marineros a bordo de los barcos estaban muertos, y los que aún estaban vivos estaban gravemente enfermos y cubiertos de forúnculos negros que rezumaban sangre y pus. Las autoridades sicilianas ordenaron apresuradamente que la flota de "barcos de la muerte" saliera del puerto, pero ya era demasiado tarde: en los próximos cinco años, la “Peste Negra” mataría a más de 80 millones de personas en Europa, casi un tercio de la población del continente. La sangre y la pus se filtraron de estas inflamaciones extrañas, que fueron seguidas por una serie de otros síntomas desagradables: fiebre, escalofríos, vómitos, diarrea, dolores y dolores terribles, y luego, en breve, la muerte. La Peste Negra fue aterradora, indiscriminadamente contagiosa: "el simple toque de la ropa", escribió Boccaccio, "se le ocurrió comunicar la enfermedad al tocador". La enfermedad también fue terriblemente eficiente. Las personas que estaban perfectamente sanas cuando se acostaban por la noche podrían estar muertas por la mañana.

La “peste o plaga negra” era, pues, una zoonosis, una enfermedad que pasó de los animales a los seres humanos. El contagio era fácil porque las ratas y los humanos estaban presentes en graneros, molinos y casas –lugares en donde se almacenaba o se transformaba el grano del que se alimentan estos roedores–, circulaban por los mismos caminos y se trasladaban con los mismos medios, como los barcos.
 La enfermedad se manifestaba en los ganglios, axilas o cuello, con la inflamación de alguno de los nódulos del sistema linfático acompañada de supuraciones y fiebres altas que provocaban en los enfermos escalofríos, calambres y delirio; el ganglio linfático inflamado recibía el nombre de bubón o carbunco, de donde proviene el término «peste bubónica.

Esta peste afectó directamente a Alemania. Cuando Martín Lutero llegó a Wittenberg en agosto 1527. Junto con Begenhagen y otros dos capellanes, Lutero se quedó en la ciudad por las razones expuestas en su carta, oponiéndose a la orden del príncipe Elector Juan de Sajonia. Diecisiete días después de la llegada de la peste a Witternberg, había ya 18 muertes. La esposa del alcalde, Tilo Dene, murió casi en manos de Lutero. Su propia esposa estaba embarazada y dos mujeres más estaban enfermas en su casa. Su hijo Hans se negó a comer por tres días. La negativa a huir le costó la vida a su hija Elizabeth.

Es en este contexto que Martin Lutero escribe su panfleto titulado “Si un Cristiano puede huir la plaga o no.”  En el folleto Lutero dice que “como un buen pastor y no un asalariado, Cristo le ordena a él a quedarse [a cuidar a los enfermos] a pesar del peligro de muerte porque su rebaño lo necesita para su comodidad y fortaleza en la hora de la muerte. Del mismo modo, los funcionarios y todos los que están obligados por las responsabilidades con sus vecinos no tienen libertad para huir. Incluso los sirvientes no deben huir a menos que sus amos les den permiso, ni siquiera un vecino a menos que hay alguien más para ocupar su lugar en el cuidado de los enfermos. Si no está obligado por tales responsabilidades para el prójimo, uno puede huir en lugar de tentar a Dios exponiéndose al contagio.” Lutero continúa aconsejando el establecimiento de hospitales públicos en lugar de usar casas privadas para ese propósito. Pero también tiene una advertencia para aquellos que están horrorizados por tener que cuidar a los enfermos, explicando que este sentimiento es un arma del demonio y que muchos que cuidan a los enfermos con amor y devoción son protegidos contra la peste. Pero si debían sucumbir, Dios mismo sería su enfermero y médico.

CONTRA LOS IMPRUDENTES E IRRESPONSABLES

Sin embargo, al mismo tiempo advierte contra los que se creen demasiado audaces y son irresponsables como para despreciar las precauciones ordinarias contra el contagio, tentando así a Dios, quien creó la medicina y nos dio la inteligencia para cuidar nuestra salud corporal. Además, tal imprudencia pone en peligro a otros con quienes uno entra en contacto. Lutero dice que hay que tener cuidado de tentar a Dios. “Hay algunos que se creen independientes y confían en que nada les va a ocurrir porque, al final, está en Dios la decisión de traer sanidad o muerte a una persona en razón de un juicio justo. Eso es ser orgulloso e irresponsable. Alguien puede ignorar la inteligencia y los medios de gracia que Dios creó y correr directo hacia el contagio, lo cual terminará en suicidio o en la muerte de otros que también se contagien.”

Agrega, “Así, andar sin cuidado es algo pecaminoso por razón de la vida propia y la de otros. De hecho, si alguien está lejos del virus, debe buscar mantenerse así a toda costa, evitando cualquier contacto innecesario con otros. Si no hay razón para permanecer en un lugar en donde la vida está expuesta, alguien es totalmente libre para huir e incluso hace bien a otros. Por lo cual, si por razones de conciencia alguien decide quedarse, debe hacerlo sin tentar a Dios y sin juzgar a aquellos que no hacen igual que él.” Y continúa con una fuerte advertencia, “Use medicamentos, tome lo que le ayude, fumigue la casa, el patio y las calles, evite contacto innecesario con los enfermos y sus casas,” Lutero exhorta. También advierte contra aquellos que, “según los informes, cuando se enferman, propagan deliberadamente el contagio por despecho; estos deberían ser arrestados y ejecutados.” 

Lutero sugiere que otro medio para combatir la plaga sería establecer cementerios tranquilos y bien cuidados fuera de la ciudad para evitar la contaminación en la ciudad llena de gente. Él insta a que se llame al pastor de inmediato en caso de enfermedad y no cuando sea demasiado tarde y el enfermo esta inconsciente.

LECCIONES

De acuerdo al contexto histórico de la carta y a su contenido, Lutero tenía en mente algo muy importante en cuanto a la misión y responsabilidad de los ministros y autoridades que fue el cumplir su labor de atender a los afectados por la bacteria, y era el de prevención e higiene personal para evitar que la plaga se siga multiplicando y así cobrar más víctimas. Su última  exhortación es muy importante para entender cómo enfrentar una epidemia en materia de cuidado de la salud, ““según los informes, cuando se enferman, propagan deliberadamente el contagio por despecho; estos deberían ser arrestados y ejecutados.” 
Lutero creía que estas plagas era un juicio de Dios, pero también sabía que la negligencia en la higiene era algo tan peligroso e inaceptable que merecía la “pena de muerte.”


 Caesar Arevalo





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