INTRODUCCION
Para la fecha que
escribo este artículo, las cifras de este nuevo virus llamado COVID-19 ha
infectado al menos a 179,112 personas en 120 países y territorios, resultando
en más de 7,500 muertes. En los EE. UU., Al menos 49 estados más el Distrito de
Columbia han informado casos confirmados de COVID-19, lo que representa casi 4,226
enfermedades y 75 muertes.
Ante esta
realidad, algunos han publicado en los medios referencias a una carta que
escribió Martin Lutero en 1527, diez años después de su famosa “95 tésis”, en
respuesta a la mortífera llamada “plaga bubónica” o “peste negra” que
curiosamente golpeó su ciudad de Wittemberg.en donde también clavó sus tesis.
Sin embargo la
gran mayoría ignora dos cosas, la plaga no fue un virus como el “corona virus
COVID-19;” y segundo, Lutero sabía que el ser negligente en la higiene personal
es considerado un “pecado” ante Dios en momentos de plagas biológicas.
Antes de seguir
veamos la diferencia entre la diferencia entre un virus y una bacteria.
¿BACTERIA O VIRUS?
Las bacterias son
microorganismos unicelulares que están en todas partes: en el aire, el suelo y
el agua, en las plantas y en los animales. La mayoría de las bacterias,
incluidas las de nuestros intestinos, son inofensivas.
Algunas
infecciones que las bacterias pueden causar incluyen faringitis estreptocócica,
tuberculosis e infecciones del tracto urinario (ITU). Tomar un curso prescrito
de antibióticos de acuerdo con las instrucciones de un médico puede matar la
infección. Desafortunadamente, las bacterias son adaptables y el uso excesivo
de antibióticos ha ayudado a crear cepas de bacterias que se han vuelto
resistentes a los antibióticos.
Los virus, en
cambio, son más pequeños que las bacterias y no pueden sobrevivir sin un
huésped vivo. Un virus se adhiere a las células y generalmente las reprograma
para reproducirse. Además, a diferencia de las bacterias, la mayoría de los
virus causan enfermedades. Algunas enfermedades causadas por virus incluyen el
resfriado común, el SIDA, el herpes y la varicela, y lo que se conoce ahora
como el COVID-19.
Las infecciones
virales requieren vacunas para prevenirlas en primer lugar, como las vacunas
contra la polio o el sarampión, o medicamentos antivirales para tratarlas. En
el caso de la COVID-19 no existe todavía una vacuna para tal virus.
LA “PLAGA
BUBONICA” y Lutero
La llamada “plaga
bubónica” o “pesta negra” del tiempo de Lutero no fue un virus, pero fue causada
por la bacteria Yersinia pestis. La plaga llegó a Europa en octubre de
1347, cuando 12 barcos del Mar Negro atracaron en el puerto siciliano de
Messina. Las personas reunidas en los muelles se encontraron con una horrible
sorpresa: la mayoría de los marineros a bordo de los barcos estaban muertos, y
los que aún estaban vivos estaban gravemente enfermos y cubiertos de forúnculos
negros que rezumaban sangre y pus. Las autoridades sicilianas ordenaron
apresuradamente que la flota de "barcos de la muerte" saliera del
puerto, pero ya era demasiado tarde: en los próximos cinco años, la “Peste
Negra” mataría a más de 80 millones de personas en Europa, casi un tercio de la
población del continente. La sangre y la pus se filtraron de estas
inflamaciones extrañas, que fueron seguidas por una serie de otros síntomas
desagradables: fiebre, escalofríos, vómitos, diarrea, dolores y dolores
terribles, y luego, en breve, la muerte. La Peste Negra fue aterradora,
indiscriminadamente contagiosa: "el simple toque de la ropa",
escribió Boccaccio, "se le ocurrió comunicar la enfermedad al
tocador". La enfermedad también fue terriblemente eficiente. Las personas
que estaban perfectamente sanas cuando se acostaban por la noche podrían estar
muertas por la mañana.
La “peste o plaga negra”
era, pues, una zoonosis, una enfermedad que pasó de los animales a los seres
humanos. El contagio era fácil porque las ratas y los humanos estaban presentes
en graneros, molinos y casas –lugares en donde se almacenaba o se
transformaba el grano del que se alimentan estos roedores–, circulaban por los
mismos caminos y se trasladaban con los mismos medios, como los barcos.
La
enfermedad se manifestaba en los ganglios, axilas o cuello, con la inflamación
de alguno de los nódulos del sistema linfático acompañada de supuraciones y
fiebres altas que provocaban en los enfermos escalofríos, calambres y
delirio; el ganglio linfático inflamado recibía el nombre de bubón o carbunco,
de donde proviene el término «peste bubónica.
Esta peste afectó
directamente a Alemania. Cuando Martín Lutero llegó a Wittenberg en agosto
1527. Junto con Begenhagen y otros dos capellanes, Lutero se quedó en
la ciudad por las razones expuestas en su carta, oponiéndose a la orden del
príncipe Elector Juan de Sajonia. Diecisiete días después de la llegada de
la peste a Witternberg, había ya 18 muertes. La esposa del alcalde, Tilo
Dene, murió casi en manos de Lutero. Su propia esposa estaba embarazada y dos
mujeres más estaban enfermas en su casa. Su hijo Hans se negó a comer por tres
días. La negativa a huir le costó la vida a su hija Elizabeth.
Es en este
contexto que Martin Lutero escribe su panfleto titulado “Si un Cristiano
puede huir la plaga o no.” En el
folleto Lutero dice que “como un buen pastor y no un asalariado, Cristo le
ordena a él a quedarse [a cuidar a los enfermos] a pesar del peligro de muerte
porque su rebaño lo necesita para su comodidad y fortaleza en la hora de la
muerte. Del mismo modo, los funcionarios y todos los que están obligados por
las responsabilidades con sus vecinos no tienen libertad para huir. Incluso los
sirvientes no deben huir a menos que sus amos les den permiso, ni siquiera un
vecino a menos que hay alguien más para ocupar su lugar en el cuidado de los
enfermos. Si no está obligado por tales responsabilidades para el prójimo, uno
puede huir en lugar de tentar a Dios exponiéndose al contagio.” Lutero continúa
aconsejando el establecimiento de hospitales públicos en lugar de usar casas
privadas para ese propósito. Pero también tiene una advertencia para aquellos
que están horrorizados por tener que cuidar a los enfermos, explicando que este
sentimiento es un arma del demonio y que muchos que cuidan a los enfermos con
amor y devoción son protegidos contra la peste. Pero si debían sucumbir, Dios
mismo sería su enfermero y médico.
CONTRA LOS
IMPRUDENTES E IRRESPONSABLES
Sin embargo, al
mismo tiempo advierte contra los que se creen demasiado audaces y son
irresponsables como para despreciar las precauciones ordinarias contra el
contagio, tentando así a Dios, quien creó la medicina y nos dio la inteligencia
para cuidar nuestra salud corporal. Además, tal imprudencia pone en peligro a
otros con quienes uno entra en contacto. Lutero dice que hay que tener cuidado
de tentar a Dios. “Hay algunos que se creen independientes y confían en que
nada les va a ocurrir porque, al final, está en Dios la decisión de traer
sanidad o muerte a una persona en razón de un juicio justo. Eso es ser
orgulloso e irresponsable. Alguien puede ignorar la inteligencia y los medios
de gracia que Dios creó y correr directo hacia el contagio, lo cual
terminará en suicidio o en la muerte de otros que también se contagien.”
Agrega, “Así,
andar sin cuidado es algo pecaminoso por razón de la vida propia y la de otros.
De hecho, si alguien está lejos del virus, debe buscar mantenerse así a toda
costa, evitando cualquier contacto innecesario con otros. Si no hay
razón para permanecer en un lugar en donde la vida está expuesta, alguien es
totalmente libre para huir e incluso hace bien a otros. Por lo cual,
si por razones de conciencia alguien decide quedarse, debe hacerlo
sin tentar a Dios y sin juzgar a aquellos que no hacen igual que él.” Y continúa
con una fuerte advertencia, “Use medicamentos, tome lo que le ayude, fumigue la
casa, el patio y las calles, evite contacto innecesario con los enfermos y sus
casas,” Lutero exhorta. También advierte contra aquellos que, “según los informes, cuando se enferman, propagan
deliberadamente el contagio por despecho; estos deberían ser arrestados y
ejecutados.”
Lutero sugiere que
otro medio para combatir la plaga sería establecer cementerios tranquilos y
bien cuidados fuera de la ciudad para evitar la contaminación en la ciudad
llena de gente. Él insta a que se llame al pastor de inmediato en caso de
enfermedad y no cuando sea demasiado tarde y el enfermo esta
inconsciente.
LECCIONES
De acuerdo al
contexto histórico de la carta y a su contenido, Lutero tenía en mente algo muy
importante en cuanto a la misión y responsabilidad de los ministros y
autoridades que fue el cumplir su labor de atender a los afectados por la
bacteria, y era el de prevención e higiene personal para evitar que la plaga se
siga multiplicando y así cobrar más víctimas. Su última exhortación es muy importante para entender cómo
enfrentar una epidemia en materia de cuidado de la salud, ““según los informes,
cuando se enferman, propagan deliberadamente el contagio por despecho; estos
deberían ser arrestados y ejecutados.”
Lutero creía que
estas plagas era un juicio de Dios, pero también sabía que la negligencia en la
higiene era algo tan peligroso e inaceptable que merecía la “pena de muerte.”
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