INTRODUCCION
La Gran Plaga apareció en Inglaterra durante tres
eventos importantes: el reinado de Carlos II, (1630-1685), rey de Gran Bretaña
e Irlanda (1660–85), la legislación del Acta de Uniformidad (1662), y la expulsión
de puritanos y presbiterianos del dominio eclesiástico.
CONTEXTO POLITICO RELIGIOSO
La Restauración de la Monarquía ocurrió en 1660 la
cual restauró el anglicanismo y el gobierno de los obispos. El clero puritano
fue expulsado de la Iglesia de Inglaterra bajo los términos de la Ley de
Uniformidad de 1662. A partir de entonces, los puritanos ingleses fueron
clasificados como “no-conformistas.”
La Ley de Uniformidad de 1662 puso a todos los
clérigos ordenados bajo las doctrinas y la liturgia de la Iglesia establecida
Anglicana. Los candidatos para el ministerio tenían que ser ordenados por un
obispo según los ritos de la Iglesia de Inglaterra. Esto desde el principio
creó conflictos con los puritanos y presbiterianos.
A los presbiterianos y puritanos se les exigió que
renunciaran a la Liga y el Pacto Solemnes, y que declararan su aceptación del Libro de
Oración Común revisado y todos los artículos doctrinales sancionados por la
Iglesia Anglicana. Como resultado de estas leyes, cientos de clérigos presbiterianos y puritanos inconformistas fueron expulsados de sus parroquias y congregaciones en el "Día
de San Bartolomé" (24 de agosto) de 1662 por negarse a cumplir con la Ley de
Uniformidad del rey.
La Ley de reuniones al aire libre (convento) de 1664
tenía por objeto evitar que los clérigos puritanos expulsados por la Ley de uniformidad
formaran sus propias congregaciones dentro de Inglaterra. Se impusieron multas
o prisión a cualquiera que asistiera a cualquier reunión de oración o servicio
de adoración dirigido por ministros puritanos o presbiterianos
("convento") que no estaba de acuerdo con la liturgia oficial anglicana.
Del mismo modo, la Ley de las cinco millas de 1665
tenía por objeto frenar la influencia de los clérigos disidentes puritanos al
prohibirles residir dentro de las cinco millas de cualquier lugar que hubrían
tenido antes de que se aprobara la Ley. Además, se les exigió que prestasen
juramento de no resistencia a la autoridad real antes de aceptar cualquier
nombramiento como tutor o maestro de escuela o pastor de iglesias no-conformistas
(puritanas).
LA “GRAN PLAGA”
Es en esta coyuntura política religiosa que en 1665
aparece el brote epidémico conocido como “La Gran Plaga” de Londres. El brote comenzó en Londres en el mes de febrero.
Se estima que dentro de los siete meses que siguieron a la plaga, 100,000
londinenses (20% o un quinto del población) habían muerto a causa de la
epidemia.
Muchos huyeron de la capital para escapar de la enfermedad. Las
víctimas fueron encerradas en sus casas y una cruz roja fue pintada en la
puerta con las palabras ‘Señor, ten piedad sobre nosotros'. Los teatros y otros
entretenimientos públicos como el fútbol fueron prohibidos para detener la
propagación de la enfermedad.
La gente aterrada y con histeria colectiva pensaba que
los animales podrían propagar la enfermedad, por lo que miles de perros
callejeros fueron eliminados por delincuentes y gente del pueblo: se estima que
alrededor de 40,000 perros y 200,000 gatos fueron sacrificados. Como resultado
de la eliminación de estas dos especies, las ratas (verdaderas portadoras de la
bacteria) se multiplicaron incrementando la plaga aún mucho más.
EL ORIGEN
La plaga negra fue sencillamente la misma peste
bubónica que apareció en Londres dos siglos antes.
Los científicos creen que fue la peste bubónica, también conocida como la bacteria Yersinia pestis. Yersinia pestis típicamente infecta a la pulga de rata oriental, que a su vez infecta a pequeños roedores como ratones, roedores y ardillas. A medida que sus huéspedes roedores mueren, las pulgas infectadas buscan y muerden a los humanos. Alternativamente, la peste bubónica se puede transferir de humano a humano a través de la bacteria en la tos de la persona infectada, aunque esto es raro y requiere un contacto extremadamente cercano. Si esto sucede,
como sucedió en Londres y otros lugares en Inglaterra, el 60 a 80% de las
personas con la enfermedad mueren, la mayoría en un periodos de una semana.
La enfermedad toma muchas formas, pero los síntomas
más comunes son:
• dolores de cabeza
• fiebre
• vómitos
• hinchazones dolorosas en el cuello, axilas e ingle
(bubones)
• ampollas y hematomas
• tos con sangre.
SU EFECTO EN LONDRES
Las vidas y los negocios de las personas sufrieron
terriblemente porque muchos estaban encerrados en las casas. Muchos fueron
obligados a mendigar o robar comida y dinero pues la desesperación en la gente
les llevaba a cometer delincuencia y crimen para sobrevivir. La plaga también tuvo
un efecto tan malo en el comercio. Entre una y tres personas murieron en la
mayoría de las casas infectadas En casos extremos familias enteras murieron sin
tener a nadie que las ayudara. La gente estaba aterrorizada de la enfermedad;
algunos arrojaban a los sirvientes enfermos a las calles, otros se negaron
ayudar a amigos y familiares enfermos por temor a ser contagiados.
UNA RESPUESTA PURITANA: LA CUARENTENA
La plaga negra llegó al pueblo de Desbyshrie, Eyam, el
primero de Noviembre de 1666. Su mortal visita es conocida como “el pueblo de
los malditos.” El último en morir por la plaga fue Abraham Morten. Su destino
había sido sellado cuatro meses antes cuando toda la aldea tomó la notable
decisión de ponerse en cuarentena en un intento heroico de detener la
propagación de la Gran Peste. Esta es la historia de los aldeanos que se
negaron a correr.
La historia completa de la plaga en Eyam había
comenzado 14 meses antes, con la llegada de un fardo de tela enviado desde
Londres, donde la enfermedad ya había matado a miles de habitantes. En el fardo
de tela húmeda había pulgas de ratas negras que transportaban la peste, la “plaga
bubónica.” Se dice que un asistente de sastre llamado George Viccars abrió la paca
y colgó la tela frente a la chimenea para secar, revolviendo sin darse cuenta
las pulgas plagadas de enfermedades contenidas dentro del paquete.
Por consiguiente, la peste se extendió por la
comunidad. Entre septiembre y diciembre de 1665, 42 aldeanos murieron y, en la
primavera de 1666, muchos estaban a punto de huir de sus hogares y dejando atrás
todos sus medios de subsistencia para salvarse.
Fue en este punto que intervino el recién nombrado
rector, William Mompesson. Creyendo que era su deber evitar que la peste se
extendiera a las ciudades cercanas de Sheffield y Bakewell, decidió que la
aldea debería ser puesta en cuarentena.
Mompesson había sido enviado a Eyam en abril de 1664
después de que el rector puritano anterior, Thomas Stanley, fuera removido. Se
había negado a reconocer la Ley de Uniformidad de 1662, que obligaba a utilizar
el Libro de Oración Común, presentado por Carlos II, en los servicios
religiosos.
Stanley, junto con la mayoría de las personas en Eyam,
habían sido partidarios de Cromwell y su gobierno puritano, antes de la
restauración de la monarquía en 1660.
Mompesson, al darse cuenta de que necesitaría ayuda,
decidió comunicarse con Stanley con la esperanza de poder persuadir a los
aldeanos para llevar a cabo su plan.
"Stanley vivía en el exilio en las afueras de la
aldea, había sido expulsado de manera efectiva y a los feligreses no les
agradaba ni confiaban en Mompesson", dijo Ken Thompson, historiador y
presidente del Museo Eyam. "Sin embargo, acordaron reunirse y el plan que
idearon fue notable".
¿cuál era el plan? El 24 de junio de 1666, Mompesson
les dijo a sus feligreses que el pueblo debe estar cerrado (cordón), sin que
nadie pueda entrar o salir.
Dijo que el conde de Devonshire, que vivía cerca en
Chatsworth, había ofrecido enviar alimentos y suministros si los aldeanos
aceptaban ser puestos en cuarentena. Mompesson dijo que si aceptaban quedarse,
eligiendo efectivamente la muerte, haría todo lo posible para aliviar su
sufrimiento y permanecería con ellos, diciéndoles que estaba dispuesto a sacrificar
su propia vida en lugar de ver a las comunidades cercanas desoladas.
Durante la reunión, hubo muchas dudas sobre la
sabiduría de su plan, escribió.
Sin embargo, concluyó que con la ayuda de Stanley,
quien había declarado que un "cordón sanitario" era la forma más
efectiva de lidiar con la peste, los aldeanos restantes aceptaron el plan de
mala gana.
En agosto de 1666 se registró el mayor número de
víctimas, alcanzando un máximo de cinco o seis muertes por día. El clima fue
notablemente caluroso ese verano, lo que significaba que las pulgas estaban más
activas y la peste se extendió sin control por todo el pueblo.
A pesar de esto, casi nadie rompió el cordón; incluso
aquellos que eran reacios a quedarse lo lograron.
A medida que aumentó el número de víctimas, y las
familias enteras fueron aniquiladas, Howe tuvo la tarea de enterrarlas. Fue
infectado durante las primeras etapas del brote, pero sobrevivió. Sin embargo, lo peor de la peste había pasado. El
número de casos disminuyó en septiembre y octubre, y para el 1 de noviembre la
enfermedad había desaparecido. El plan de la cuarentena o cordón había funcionado.
CONCLUSION
Es un hecho que este virus afectó radicalmente la sociedad de Inglaterra. La acción de este pueblo puritano nos enseña que aparte de orar por protección, es necesario tomar acciones radicales para detener la expansión de los virus o bacterias asociadas con la plaga. Una lección para aprender es que primeramente, las plagas causadas por virus es algo inevitable y puede ocurrir en cualquier momento. Segundo, esta preparados cuando suceda y tomar medidas extremas de prevención y protección para evitar su diseminación geografica. La fe en Dios ayuda a no perder la esperanza y no caer en histeria colectiva, pero al mismo tiempo nos enseña reconocer su peligro mortal en los seres humanos.
La plaga de Eyam: la Plaga de los malditos
Museo de Londres
Charles II KING
OF GREAT BRITAIN AND IRELAND
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