LA VERDAD

Este sitio es acerca la teología reformada tal como fue enseñada por los grandes e influyentes reformadores del siglo 16. El trabajo de ellos cambió la forma de ver el Cristianismo en términos de teología y liturgia. Fueron ellos que viendo la corrupción en la existente iglesia Católica desearon reformarla de acuerdo a Escritura, trayendo consigo la mas grande revolución religiosa y social que la historia de la iglesia haya sido testigo. Su legado sigue hoy en este siglo, y su influencia cambió Europa y dio nacimiento a los Estados Unidos de América.

martes, marzo 24, 2020

LOS PURITANOS Y LA PLAGA NEGRA EN 1665



INTRODUCCION

La Gran Plaga apareció en Inglaterra durante tres eventos importantes: el reinado de Carlos II, (1630-1685), rey de Gran Bretaña e Irlanda (1660–85), la legislación del Acta de Uniformidad (1662), y la expulsión de puritanos y presbiterianos del dominio eclesiástico.

CONTEXTO POLITICO RELIGIOSO

La Restauración de la Monarquía ocurrió en 1660 la cual restauró el anglicanismo y el gobierno de los obispos. El clero puritano fue expulsado de la Iglesia de Inglaterra bajo los términos de la Ley de Uniformidad de 1662. A partir de entonces, los puritanos ingleses fueron clasificados como “no-conformistas.”

La Ley de Uniformidad de 1662 puso a todos los clérigos ordenados bajo las doctrinas y la liturgia de la Iglesia establecida Anglicana. Los candidatos para el ministerio tenían que ser ordenados por un obispo según los ritos de la Iglesia de Inglaterra. Esto desde el principio creó conflictos con los puritanos y presbiterianos.

A los presbiterianos y puritanos se les exigió que renunciaran a la Liga y el Pacto Solemnes,  y que declararan su aceptación del Libro de Oración Común revisado y todos los artículos doctrinales sancionados por la Iglesia Anglicana. Como resultado de estas leyes, cientos de clérigos presbiterianos y puritanos inconformistas fueron expulsados de sus parroquias y congregaciones en el "Día de San Bartolomé" (24 de agosto) de 1662 por negarse a cumplir con la Ley de Uniformidad del rey.

La Ley de reuniones al aire libre (convento) de 1664 tenía por objeto evitar que los clérigos puritanos expulsados por la Ley de uniformidad formaran sus propias congregaciones dentro de Inglaterra. Se impusieron multas o prisión a cualquiera que asistiera a cualquier reunión de oración o servicio de adoración dirigido por ministros puritanos o presbiterianos ("convento") que no estaba de acuerdo con la liturgia oficial anglicana.

Del mismo modo, la Ley de las cinco millas de 1665 tenía por objeto frenar la influencia de los clérigos disidentes puritanos al prohibirles residir dentro de las cinco millas de cualquier lugar que hubrían tenido antes de que se aprobara la Ley. Además, se les exigió que prestasen juramento de no resistencia a la autoridad real antes de aceptar cualquier nombramiento como tutor o maestro de escuela o pastor de iglesias no-conformistas (puritanas).

LA “GRAN PLAGA”

Es en esta coyuntura política religiosa que en 1665 aparece el brote epidémico conocido como “La Gran Plaga” de Londres.  El brote comenzó en Londres en el mes de febrero. Se estima que dentro de los siete meses que siguieron a la plaga, 100,000 londinenses (20% o un quinto del población) habían muerto a causa de la epidemia. 

Muchos huyeron de la capital para escapar de la enfermedad. Las víctimas fueron encerradas en sus casas y una cruz roja fue pintada en la puerta con las palabras ‘Señor, ten piedad sobre nosotros'. Los teatros y otros entretenimientos públicos como el fútbol fueron prohibidos para detener la propagación de la enfermedad.

La gente aterrada y con histeria colectiva pensaba que los animales podrían propagar la enfermedad, por lo que miles de perros callejeros fueron eliminados por delincuentes y gente del pueblo: se estima que alrededor de 40,000 perros y 200,000 gatos fueron sacrificados. Como resultado de la eliminación de estas dos especies, las ratas (verdaderas portadoras de la bacteria) se multiplicaron incrementando la plaga aún mucho más.

EL ORIGEN

La plaga negra fue sencillamente la misma peste bubónica que apareció en Londres dos siglos antes.
Los científicos creen que fue la peste bubónica, también conocida como la bacteria Yersinia pestis. Yersinia pestis típicamente infecta a la pulga de rata oriental, que a su vez infecta a pequeños roedores como ratones, roedores y ardillas. A medida que sus huéspedes roedores mueren, las pulgas infectadas buscan y muerden a los humanos. Alternativamente, la peste bubónica se puede transferir de humano a humano a través de la bacteria en la tos de la persona infectada, aunque esto es raro y requiere un contacto extremadamente cercano. Si esto sucede, como sucedió en Londres y otros lugares en Inglaterra, el 60 a 80% de las personas con la enfermedad mueren, la mayoría en un periodos de una semana.

La enfermedad toma muchas formas, pero los síntomas más comunes son:

• dolores de cabeza
• fiebre
• vómitos
• hinchazones dolorosas en el cuello, axilas e ingle (bubones)
• ampollas y hematomas
• tos con sangre.

SU EFECTO EN LONDRES

Las vidas y los negocios de las personas sufrieron terriblemente porque muchos estaban encerrados en las casas. Muchos fueron obligados a mendigar o robar comida y dinero pues la desesperación en la gente les llevaba a cometer delincuencia y crimen para sobrevivir. La plaga también tuvo un efecto tan malo en el comercio. Entre una y tres personas murieron en la mayoría de las casas infectadas En casos extremos familias enteras murieron sin tener a nadie que las ayudara. La gente estaba aterrorizada de la enfermedad; algunos arrojaban a los sirvientes enfermos a las calles, otros se negaron ayudar a amigos y familiares enfermos por temor a ser contagiados.

UNA RESPUESTA PURITANA: LA CUARENTENA

La plaga negra llegó al pueblo de Desbyshrie, Eyam, el primero de Noviembre de 1666. Su mortal visita es conocida como “el pueblo de los malditos.” El último en morir por la plaga fue Abraham Morten. Su destino había sido sellado cuatro meses antes cuando toda la aldea tomó la notable decisión de ponerse en cuarentena en un intento heroico de detener la propagación de la Gran Peste. Esta es la historia de los aldeanos que se negaron a correr.

La historia completa de la plaga en Eyam había comenzado 14 meses antes, con la llegada de un fardo de tela enviado desde Londres, donde la enfermedad ya había matado a miles de habitantes. En el fardo de tela húmeda había pulgas de ratas negras que transportaban la peste, la “plaga bubónica.” Se dice que un asistente de sastre llamado George Viccars abrió la paca y colgó la tela frente a la chimenea para secar, revolviendo sin darse cuenta las pulgas plagadas de enfermedades contenidas dentro del paquete.

Por consiguiente, la peste se extendió por la comunidad. Entre septiembre y diciembre de 1665, 42 aldeanos murieron y, en la primavera de 1666, muchos estaban a punto de huir de sus hogares y dejando atrás todos sus medios de subsistencia para salvarse.
Fue en este punto que intervino el recién nombrado rector, William Mompesson. Creyendo que era su deber evitar que la peste se extendiera a las ciudades cercanas de Sheffield y Bakewell, decidió que la aldea debería ser puesta en cuarentena.

Mompesson había sido enviado a Eyam en abril de 1664 después de que el rector puritano anterior, Thomas Stanley, fuera removido. Se había negado a reconocer la Ley de Uniformidad de 1662, que obligaba a utilizar el Libro de Oración Común, presentado por Carlos II, en los servicios religiosos.

Stanley, junto con la mayoría de las personas en Eyam, habían sido partidarios de Cromwell y su gobierno puritano, antes de la restauración de la monarquía en 1660.
Mompesson, al darse cuenta de que necesitaría ayuda, decidió comunicarse con Stanley con la esperanza de poder persuadir a los aldeanos para llevar a cabo su plan.
"Stanley vivía en el exilio en las afueras de la aldea, había sido expulsado de manera efectiva y a los feligreses no les agradaba ni confiaban en Mompesson", dijo Ken Thompson, historiador y presidente del Museo Eyam. "Sin embargo, acordaron reunirse y el plan que idearon fue notable".

¿cuál era el plan? El 24 de junio de 1666, Mompesson les dijo a sus feligreses que el pueblo debe estar cerrado (cordón), sin que nadie pueda entrar o salir.

Dijo que el conde de Devonshire, que vivía cerca en Chatsworth, había ofrecido enviar alimentos y suministros si los aldeanos aceptaban ser puestos en cuarentena. Mompesson dijo que si aceptaban quedarse, eligiendo efectivamente la muerte, haría todo lo posible para aliviar su sufrimiento y permanecería con ellos, diciéndoles que estaba dispuesto a sacrificar su propia vida en lugar de ver a las comunidades cercanas desoladas.

Durante la reunión, hubo muchas dudas sobre la sabiduría de su plan, escribió.
Sin embargo, concluyó que con la ayuda de Stanley, quien había declarado que un "cordón sanitario" era la forma más efectiva de lidiar con la peste, los aldeanos restantes aceptaron el plan de mala gana.

En agosto de 1666 se registró el mayor número de víctimas, alcanzando un máximo de cinco o seis muertes por día. El clima fue notablemente caluroso ese verano, lo que significaba que las pulgas estaban más activas y la peste se extendió sin control por todo el pueblo.

A pesar de esto, casi nadie rompió el cordón; incluso aquellos que eran reacios a quedarse lo lograron.

A medida que aumentó el número de víctimas, y las familias enteras fueron aniquiladas, Howe tuvo la tarea de enterrarlas. Fue infectado durante las primeras etapas del brote, pero sobrevivió. Sin embargo, lo peor de la peste había pasado. El número de casos disminuyó en septiembre y octubre, y para el 1 de noviembre la enfermedad había desaparecido. El plan de la cuarentena o  cordón había funcionado.

CONCLUSION

Es un hecho que este virus afectó radicalmente la sociedad de Inglaterra. La acción de este pueblo puritano nos enseña que aparte de orar por protección, es necesario tomar acciones radicales para detener la expansión de los virus o bacterias asociadas con la plaga. Una lección para aprender es que primeramente, las plagas causadas por virus es algo inevitable y puede ocurrir en cualquier momento. Segundo, esta preparados cuando suceda y tomar medidas extremas de prevención y protección para evitar su diseminación geografica. La fe en Dios ayuda a no perder la esperanza y no caer en histeria colectiva, pero al mismo tiempo nos enseña reconocer su peligro mortal en los seres humanos.

 Caesar Arevalo


REFERENCIAS 

La plaga de Eyam: la Plaga de los malditos

Museo de Londres

Charles II KING OF GREAT BRITAIN AND IRELAND



No hay comentarios: