LA VERDAD

Este sitio es acerca la teología reformada tal como fue enseñada por los grandes e influyentes reformadores del siglo 16. El trabajo de ellos cambió la forma de ver el Cristianismo en términos de teología y liturgia. Fueron ellos que viendo la corrupción en la existente iglesia Católica desearon reformarla de acuerdo a Escritura, trayendo consigo la mas grande revolución religiosa y social que la historia de la iglesia haya sido testigo. Su legado sigue hoy en este siglo, y su influencia cambió Europa y dio nacimiento a los Estados Unidos de América.

miércoles, octubre 16, 2019

SIGUE LA NECESIDAD DE REFORMAR A LA IGLESIA



INTRODUCCION

Juan Calvino escribió su obra acerca de la "Necesidad de Reformar la Iglesia" en 1534 en las visperas de la Dieta (asamblea) de Spyres organizada por el Emperador del Sacro Imperio Romano Carlos V y los principes Luteranos. 

Martin Bucer, el gran reformador de Estrasburgo, hizo instó a Calvino para que redactara una declaración de las doctrinas reformadas y de la necesidad de la Reforma en la iglesia Católica. El resultado fue notable. Theodore Beza, amigo y sucesor de Calvino en Ginebra, llamó a "La necesidad de reformar la Iglesia" la obra más poderosa de su tiempo (siglo XVI).

Calvino organizó su trabajo en tres grandes secciones. 

La primera sección está dedicada a los males en la iglesia que requirieron reforma. La segunda sección detalla los remedios particulares a esos males adoptados por los reformadores. La tercera presenta las razones del porqué la reforma no se puede retrasar, sino más bien cómo la situación crítica de ese entonces exigía una "enmienda instantánea".

En cada una de estas tres secciones, Calvino se enfoca en cuatro temas, que él llama el alma y el cuerpo de la iglesia. El alma de la iglesia es adoración y salvación. El cuerpo es sacramentos y gobierno de la iglesia. La gran causa de reforma para Calvin se centra en estos temas. Los males, remedios y la necesidad de una acción rápida se relacionan con la adoración, la salvación, los sacramentos y el gobierno de la iglesia.

La gran causa de reforma para Calvin se centra en estos temas. La importancia de estos temas para Calvino se destaca cuando recordamos que no estaba respondiendo a los ataques en estas tres áreas, sino que los eligió él mismo como los aspectos más importantes de la Reforma. La adoración adecuada es la primera preocupación de Calvino:

PREFACIO A SU OBRA "LA NECESIDAD DE REFORMAR LA IGLESIA"

Al emperador más invencible, Carlos V,
y los príncipes más ilustres y otras órdenes, 

Sosteniendo ahora una dieta [asamblea] del Imperio en Spires,
Una exhortación humilde seriamente a emprender la tarea de Restaurar la Iglesia presentado en nombre de todos aquellos quienes desean que reine Cristo

Augusto Emperador:

Has convocado esta dieta, que, en concierto con los príncipes más ilustres y otras órdenes del imperio, con el fin que se pueda deliberar y decidir sobre los medios a usar para mejorar la condición actual de la iglesia [universal], que todos vemos esta muy miserable, y casi desesperada. Ahora, por lo tanto, mientras ud está sentado en esta asamblea, le suplico e implore humildemente, primero a su majestad imperial, y al mismo tiempo a usted también, a los príncipes más ilustres y personajes distinguidos, que no se nieguen a leer, y diligentemente a reflexionar, lo que tengo que poner delante de ustedes. La magnitud y el peso de la causa bien pueden despertar en ustedes un afán de escuchar, y pondré el asunto tan claramente a la opinion de ustedes, que no puedan tener dificultades para determinar qué curso adoptar.

Quienquiera que yo sea, estoy profeso a apelar y defender tanto de la sana doctrina como de la iglesia. Sobre este tema, en todo caso, tengo derecho a esperar que no me niegues audiencia hasta el momento en que parezca si estoy usurpando falsamente esta causa, o si estoy llevando a cabo fielmente sus deberes y cumplo lo que profeso. Pero aunque siento que de ninguna manera soy igual a una tarea tan grande, no tengo miedo de que, después de haber escuchado la naturaleza de mi cargo, se me acusará de locura o presunción por haberme aventurado a aparecer así antes usted. 

Hay dos circunstancias por las cuales los hombres nos suelen recomendar, o al menos justificar, su conducta. Si algo se hace honestamente y con celo piadoso, lo consideramos digno de elogio; Si se hace bajo la presión de la necesidad pública, al menos consideramos que no es indigno de excusa. Dado que ambos se aplican aquí, confío en su justo juicio, que obtendré fácilmente su aprobación de mi plan. ¿Porqué en dónde puedo esforzarme para un mejor propósito o también más honestamente donde en un asunto en este momento más necesario que en intentar, de acuerdo con mi habilidad, ayudar a la iglesia de Cristo? cuyas afirmaciones sería ilegal el negar en cualquier caso, y que ahora está en grave angustia y en peligro extremo.

Pero no hay ocasión para un largo prefacio sobre mí. Reciba lo que digo como lo que ud desee hacerlo como si fuera pronunciado en unidad de todos aquellos que ya se han encargado de restaurar la iglesia, o desean que se restablezca el verdadero orden. En esta situación hay varios príncipes, no de la clase más humilde, y no pocas comunidades distinguidas. Por todos ellos hablo, aunque como individuo, pero para que sean más verdaderamente ellos quienes a la vez, y con una sola boca, hablen a través de mí. A estos se suma la incontable multitud de hombres piadosos que, dispersos por las diversas regiones del mundo cristiano, todavía coinciden unánimemente conmigo en esta súplica. En resumen, considere esto como la dirección común de todos los que deploran tan seriamente la corrupción actual de la iglesia, que no pueden soportarla por más tiempo, y están decididos a no descansar hasta que vean alguna enmienda. Soy consciente de los odiosos nombres con los que estamos insultados; pero, mientras tanto, sea cual sea el nombre con el que se considere apropiado designarnos, escuche nuestra causa y, después de haberlo escuchado, juzgue cuál es el lugar que tenemos como derecho a mantener.

Primero, entonces, la pregunta no es si la iglesia trabaja bajo numerosas y graves enfermedades (esto es admitido incluso por todos los jueces moderados), sino si las enfermedades son de un tipo cuya cura no admite un retraso más prolongado, y para lo cual, por lo tanto, no es útil ni llegar a esperar el resultado a traves de remedios lentos. Se nos acusa de innovación imprudente e impía por habernos aventurado a proponer cualquier cambio en el estado anterior de la iglesia. ¡Qué! ¿Incluso si no se haya hecho sin causa o en forma imperfecta? Escuché que hay personas que, incluso en este caso, no dudan en condenarnos; ellos opinaban que teníamos razón en desear una enmienda, pero no en intentarlo. De tales personas, todo lo que les pediría en este momento es que suspendan un poco [por mientras] su juicio hasta que haya  sido demostrado de hecho que no hemos sido apresurados prematuramente al intentarlo, pues no hemos intentado nada precipitadamente, [lo que hemos hecho] no fue nada ajeno a nuestro deber.  en fin, no hicimos nada hasta que la mayor necesidad nos obligó hacerlo. Para permitirme probar esto, es necesario conocer los asuntos en disputa.

Sostenemos, entonces, que al comienzo, cuando Dios levantó a Lutero y a otros, quienes levantaron una antorcha para iluminarnos en el camino de la salvación, y que, por su ministerio, fundaron y alimentaron a nuestras iglesias aquellos fundamentos de doctrina en los que la verdad de nuestra religión, aquellas en las que la adoración pura y legítima de Dios, y aquellas en las que se comprende la salvación de los hombres, eran en gran medida obsoletas. Sostenemos que el uso de los sacramentos estaba viciado y contaminado de muchas maneras. Y sostenemos que el gobierno de la iglesia se convirtió en una especie de tiranía asquerosa e insufrible. Pero, quizás estos aversiones no tienen la fuerza suficiente para mover a ciertos individuos hasta que estén mejor explicados a ellos. Esto, por lo tanto, lo haré, no según lo exija el sujeto, sino en la medida en que lo permita mi capacidad. Aquí, sin embargo, no tengo intención de revisar y discutir todas nuestras controversias; eso requeriría un largo discurso, y este no es el lugar para ello. Solo deseo mostrar cuán justas y necesarias fueron las causas que nos obligaron a los cambios por los que se nos culpa. Para lograr esto, debo abordar juntos los tres puntos siguientes.

Primero, debo enumerar brevemente los males que nos obligaron a buscar remedios.

En segundo lugar, debo demostrar que los remedios particulares que emplearon nuestros reformadores fueron aptos y saludables.

En tercer lugar, debo dejar claro que ya no estábamos en la libertad como para retrasar la presentación desde nuestra mano, es decir, en la medida en que el asunto exigía una enmienda inmediata.

-Juan Calvino

COMENTARIO

Después de su prefacio a su obra, Calvino pasa a expander cada uno de los tres puntos del argumento demostrando en forma detallada y directa la necesidad urgente de reformar la iglesia Cristiana. El prefacio nos sitúa en el verdadero contexto histórico de la reforma y sus origenes. También vemos que Calvino al igual que Lutero nunca estuvo en su mente el dividirse o crear una secta, al contrario Calvino se consideró parta de la iglesia y por tal motivo él y otros reformados querían reformar la iglesia de su estado de corrupción. Reflexionando en el momento actual, podemos ver que existe hoy aún mas desafíos diferentes a los de Lutero y Calvino en el siglo XVI, la iglesia católica romana al igual que grupos protestantes se han corrompido y abrazado ideologias humanistas totalmente contrarias al verdadero evangelio de Cristo. La reformas sigue y exige verdaderos reformados, volvamos a las raíces teológicas.

Caesar Arevalo

No hay comentarios: