LA VERDAD

Este sitio es acerca la teología reformada tal como fue enseñada por los grandes e influyentes reformadores del siglo 16. El trabajo de ellos cambió la forma de ver el Cristianismo en términos de teología y liturgia. Fueron ellos que viendo la corrupción en la existente iglesia Católica desearon reformarla de acuerdo a Escritura, trayendo consigo la mas grande revolución religiosa y social que la historia de la iglesia haya sido testigo. Su legado sigue hoy en este siglo, y su influencia cambió Europa y dio nacimiento a los Estados Unidos de América.

jueves, octubre 29, 2015

LA EVIDENCIA: LOS REFORMADORES TENIAN RAZON


LA EVIDENCIA

INTRODUCCION

La Reformadores sabían muy bien que el oficio del Papado no tiene justificación Bíblica ni histórica. Desde mucho antes de Lutero, muchos otros hombres criticaron esa autoridad y protestaron contra ella, aun a costa de sus propias vidas. Lo curioso es que este oficio dentro de la iglesia cristiana se aceptó como hecho sin realmente tener una base solida en historia y Escritura. El siguiente articulo arroja luz y confirma que el oficio del papado no de origen Escritural y que solo surgió por un asunto de poder y tradición que  se pierde en los anales oscuros de la historia. El tema stá basado en el libro “Papal Sins” (los Pecados del Papado)  del gran historiador y prolífico escritor Católico Garry Wills.
En el libro de más de 300 páginas, Wills analiza el trabajo del papado en el siglo moderno y analiza la historia del origen del Papado. El libro no es “propaganda Anti-Católica,” ni escrito por evangélicos amargados en contra de la Institución católica Romana. Sino mas bien es escrito por un Católico erudito que protesta en contra de las corrupciones del Papado. El extracto es del capítulo 10 y la lectura de la misma les será de gran provecho histórica y eclesiásticamente.

JUSTIFICACION SIN FUNDAMENTO

A la pregunta ¿Cómo justifica Roma su control de abastecimiento de sacerdotes?, Roma dice que solo la sucesión apostólica puede dar a los hombres el poder de la consagración de la Eucaristía. En el Concilio Vaticano II, el papa Paulo IV dijo que los obispos son los descendientes de los 12 Apóstoles. Sin embargo, ya que no existen en el Nuevo Testamento sacerdotes, entonces no pudo haber existido ordenación de sacerdotes en ese tiempo. Entonces, ¿de dónde obtiene Roma la idea de ordenar sacerdotes? El texto que generalmente ellos usan es el de Hechos 6 en donde los diaconos son elegidos por la congregación entera a través de la imposición de manos de los apóstoles. El problema con esta exegesis es que los diáconos fueron elegidos, no para un ministerio espiritual, sino para distribuir las comidas a los necesitados y no fueron maestros de la Palabra, por lo tanto no existe sacerdotes en ningún sentido de la palabra.

La práctica de poner manos es un gesto usado por muchos propósitos en las Escrituras Judías y Cristianas: bendiciones, sanidades, bautismo, etc. No existe un rito de ordenación específica en el gesto. Después de todo, los doce basan su autoridad de Jesús, y no hay mención de imposición de manos en ellos. La primera formula cristiana de ordenación que encontramos después del Nuevo Testamento esta en el documento llamado la Didache (15.1) y dice que los obispos son escogidos de la congregación cuando la comunidad local imponen sus manos sobre el hombre que ellos eligen.

Esto no es ningún replicación de los 12 apóstoles. Al contrario, la evidencia bíblica nos muestra que Pablo y Bernabé ninguno de los cuales fueron parte de los doce, ni fueron señalados por los doce, pusieron sus manos en aquellos que ellos eligieron que sean obispos en Asia. (Hechos 14:21-23). Esto nos sugiere que la única evidencia de imposición de manos vino de Pablo pero no de los doce.

La narrativa nos dice que solo Pedro salió de Jerusalén. Y el papel de los otros en Jerusalén es tan diferente que otro personaje entra a escena como la principal autoridad, Santiago el hermano del Señor, que ni fue parte de los doce apóstoles.

Bueno, dicen los apologistas, si Pedro salió de Jerusalen, entonces fue a Roma y de allí sale la cadena de sucesión. Sin embargo, el erudito Brown dice que Pedro “nunca sirvió como obispo de Roma, ni como administrador de alguna iglesia, en Antioquia, y Roma incluida.”

El gran historiador Católico D. W. O’Connor dice en su obra “Peter in Rome” (Columbia University, 1969) lo siguiente:

“Que Pedro fundo la iglesia en Roma es extremadamente dudoso y que sirvió como su obispo por un año, mucho menos que veinticuatro años como se dice, es una tradición sin fundamento que va al siglo tercero como su origen. Las celebraciones litúrgicas a Pedro como obispo de Roma no aparecen hasta el principio del siglo cuarto a lo más temprano.  No hay mención del episcopado de Pedro en el Nuevo Testamento, en la primera carta de Clemente, o las epístolas de Ignacio. La tradición es tan tenue. Para el tercer siglo, sin embargo, la supuesta idea asumida es basada en una tradición vaga e infundada que se transformo en “hechos” de historia.”

Aun los historiadores católicos no trazan el origen del papado a Pedro como el Obispo de Roma. (vea Richard P. McBrien, “The Lives of the Popes-Harper SanFrancisco, 1997, y Eamon Duffy, Saints and Sinners, A history of the Popes-Yale University, 1997).

Por ejemplo a Clemente de Roma se le llama en una carta el Obispo de Roma, pero Eamon Duffy dice del documento:

“Clemente nunca escribió una carta como Obispo, su carta fue enviada en nombre de toda la comunidad Romana, el nunca se identifico a sí mismo o escribió en su propia persona y no sabemos nada acerca de él. La carta misma no hace distinción entre obispos o presbíteros, y siempre habla plural sugiriendo que tanto en Corinto y en Roma la iglesia siempre estuvo compuesta por presbíteros en vez que en un solo líder.  Una generación después en la carta de el Pastor de Hermas, se menciona “ancianos..” y “gobernantes de la iglesia, “ y no hay distinción entre obispos o ancianos. Clemente es mencionado pero no como anciano líder, pero más bien como un secretario para escribir cartas de la Iglesia de Roma.”

Ignacio de Antioquia también escribiendo en la primera década del siglo segundo, habla de ancianos  presbíteros y obispos, pero no hace distinción, al contrario, el dice que el oficio de Obispo es una necesidad y que no existía ese oficio en Roma. En sus siete cartas el hace un llamado a que las iglesias locales estén en apoyo de su obispo. En su carta a Roma, el nunca menciona a Pedro como Obispo de esa ciudad. Ignacio demuestra que ningún obispo forzó a la gente a aceptar su autoridad. Aunque los apologistas Católicos usan a Ignacio como “evidencia” de sucesión apostólica, en realidad Ignacio hace un contraste entre él y los apóstoles, él dice en sus cartas a Traillans y a los Romanos,  que no tiene “sus” poderes o de los Apóstoles. Su biógrafo, Schoedel, dice que Ignacio en sus obras no menciona el episcopado como reforzado por la sucesión. El papel de los apóstoles, es visto en los ancianos, estan subordinados a los obispos. Los obispos no tienen un papel apostólico. El elemento de la carta de Ignacio no es de una carta centrada en un hombre, sino más bien de la santidad y unidad de la congregación que es Cristo. Esto es lo que él escribió a los Efesios:

“Ustedes son formados como piedras para el templo del Padre, levantado en alto a través de la estructura de Jesucristo, su cruz,  movida arriba por el Espíritu Santo. La fe es el vínculo de ustedes, y el amor es sus curso que les lleva arriba para Dios. Esto les hace compañeros en el proceso, incorporando a Dios, el templo, Cristo y las sagradas vasijas en ustedes mismos.”

De manera que en vez de afirmar una “sucesión apostólica,” Ignacio la refuta. Los obispos no son elegidos por los apóstoles pero por la comunidad. Ellos son elegidos por la comunidad en su papel como Cristo, y luego ellos son honrados como Cristo honró al Padre.

El papado moderno que dice que desciende de los apóstoles tipificado en Ignacio está bien lejos de la verdad.

La sucesión de los Papas se basa en un mito antiguo de imposición de manos por los doce o a un periodo no existente del episcopado en Roma.

Ahora el papado moderno en la persona del Papa se siente "competente" en decir cómo debemos vivir. El Espíritu Santo (según el Papa) ahora habla a sola una persona en la tierra, la omni-incompetente cabeza de la Iglesia Romana, una iglesia que esta de cabeza y no tiene miembros. Si fuera así, el cuerpo de Cristo estaría vergonzosamente reducido.”

La evidencia es irrefutable, el sistema papal es el mayor fraude en la historia de la Iglesia. 

Caesar Arevalo


FUENTE: “Structures of Deceit: Papal Sin”  (Estructuras de Engaño: Los Pecados del Papa), por Wills, G. (Doubleday, New York, 2000).

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