LA INTRODUCCION DE LOS ORGANOS EN LA IGLESIA Y EL SALTERIO EN LA REFORMA
El canto de los Salmos ha sido una parte esencial en la Adoración
Reformada desde el tiempo de la gran Reforma en el siglo 16, y cada verdadera Reformación
de la Iglesia desde entonces ha visto un retorno al canto del Salterio del
Antiguo Testamento. Es totalmente
necesario conocer el lugar del Salterio en la adoración pública Reformada. La
ignorancia dentro del evangelicalismo ha llevado a muchos a mirar con admiración
y sospecha cuando se enseña que los Reformadores cantamos solo los Salmos en la
adoración publica, cuando en realidad esta práctica Bíblica ha sido parte de
las Iglesias Reformadas desde su incepción. Seguimos entonces, con otra lectura
de la enciclopedia Bíblica y teológica de MacClintock y Strong acerca de la introducción
de los órganos en la Iglesia, y la reacción Reformada, y el uso de los Salmos.
Lectura recomendada para evangélicos, y también llamados “reformados.”
Sir John
Hawkins, siguiendo a los escritores romanistas en su obra erudita sobre la
Historia de la Música, señala al papa Vitaliano, en el año 660, el primero
quien introdujo los órganos en las iglesias. Pero
los estudiantes de arqueología eclesiástica están de acuerdo en que la música
instrumental no se usó en las iglesias hasta una fecha mucha más tarde; pues
Tomás de Aquino, (AD 1250), tiene estas notables palabras:
"Nuestra Iglesia no utiliza instrumentos musicales, como arpas y
salterios, para alabar a Dios con todo, para que ella no puede parecer judaizante".
A partir de
este pasaje tenemos una garantizada seguridad para concluir que no hubo uso
eclesiástico de órganos en el tiempo de Aquino. Se
alega que Marinus Sanutus, que vivió alrededor del año 1290, fue el primero que
llevó a cabo la utilización de órganos de viento en las iglesias, y por lo
tanto recibió el nombre de Torcellus.
En
las iglesias del Este, el órgano estaba en uso en las cortes del emperador,
probablemente de la época de Julián, pero nunca fue empleado, ya sea el órgano
o cualquier otro instrumento en el culto público en las iglesias orientales; ni
la mención de la música instrumental se encuentra en todas sus liturgias, ya
sea antigua o moderna.
En la Reforma una mayor parte de los servicios de la Iglesia Romana fue cantado siguiendo las notas musicales, y con motivo de las grandes fiestas se realizaba el servicio coral con gran pompa por un numeroso coro de hombres y niños. Que estos abusos de la clase más flagrante habían encontrado su camino en este departamento de la adoración romana, es sin lugar a dudas irrefutable, tanto fue así que como el Concilio de Trento consideró necesario emitir un decreto sobre el tema, en el que claramente establecen que en la celebración de la misa, himnos, de una clase profana y otros de naturaleza lasciva, se habían deslizado en el servicio, y habían dado un gran escándalo a los profesores de la verdad. A partir de este momento la Iglesia de Roma comenzó a mostrar esa profunda veneración por la música coral, que ha seguido a manifestarse hasta nuestros días.
Los Reformadores, observando la excesiva atención que se prestaba a los servicios musicales, trataron de volver a la sencillez de los tiempos apostólicos.
Había
habido anteriormente repetidos esfuerzos en esa transformación. "Los
Albigenses, durante el tiempo más difícil de la persecución, se dice haberse
consolado a sí mismos, en el prospecto de la muerte, con el canto de los Salmos
y los himnos de su Iglesia. Los Salmos fueron apreciados por los discípulos de
Wycliffe."(Conder, El Poeta del Santuario, p. 6).
Que la Salmodia
fue cultivada por los antiguos valdenses perseguidos es evidente por el hecho
de que una gran colección de manuscritos de sus Salmos e himnos se conserva en
la biblioteca de Ginebra (Monasterio, Hist. De Eylise Vaudoise, i, 124).
Pero fue la
Reforma en el siglo 16 que restauró al pueblo su derecho a participar en esta
parte primitiva y edificación del culto público. Los
Salmos cantados fueron considerados por los Reformadores, primero para la
devoción privada, y muy pronto como una parte del servicio de la Iglesia. Lutero
y Calvino devolvieron al pueblo su participación en la parte musical de culto
público, y les proporcionaron los medios para
la realización de la misma. Desde
el momento en que el canto de los salmos fue adoptado por los Reformadores, fue
desaprobado por los Católicos romanos, y pronto llegó a ser considerado como
una insignia del Protestantismo.
Las
Versiones métricas de los Salmos de David fueron ejecutados en las principales
lenguas vernáculas de Europa; y
se tiene registrado que algunos de los Reformadores venerables se habían comprometido
al estudio de la música con el fin de que pudieran estar preparados el componer
melodías claras y solemnes en el que todos serían capaces de cantar unidos en
servicios públicos. Lutero
fue peculiarmente cualificado para proporcionar la primera salmodia de la
Reforma.
La Salmodia,
en el sentido más moderno, empezó en el siglo 16, cuando Clement Marot, el
poeta de la corte del Francis I de Francia, tradujo 52 Salmos en el verso Francés,
dedicándolos a su maestro real, quien era considerado como un Salmista
Hebraico, y a las damas de la sociedad Francesa. El sagrado libro de cantos, en
su primera aparición fue escrito sin acompañamiento de música, y se convirtió en
la práctica de cantar los Salmos en sus melodías favoritas de su folklore, y se
convirtió considerablemente en un tiempo de cantos de Salmos entre la corte de
Francia.
La colección de Marot fue continuada por Beza, y este tuvo la
asistencia de Calvino, quien se comprometió en el mejor compositor de su día
para unir las canciones sagradas con hermosas y simples melodías de un carácter
devocional. Lutero y Calvino difirieron en la Salmodia ideal: Lutero favorecía los
Salmos cantados en harmonía por partes, pero Calvino, se confino así mismo al
más simple, sin acompañamiento de melodía.
Por Caesar Arevalo
Por Caesar Arevalo
Traduccion por Caesar Arevalo
- Psalmody, Christian, de McClintock and
Strong Biblical Cyclopedia.The Cyclopedia of Biblical,
Theological, and Ecclesiastical Literature por John McClintock and James Strong.
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