INTRODUCCION
La evidencia escritural que demuestra la divinidad de Jesus es evidente en el original siguiendo una correcta hermeneutica. Este es el caso con el Salmo 2. Jesus es presentado como el Hijo de Dios, el cual destruye a sus enemigos, los lideres y jefes de naciones que le rechazan, en su ira. Este hecho apunta a su divinidad. Veamos.
Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el
camino, Cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en
él confían. (Salmo 2:12)
En este versículo,
los pronombres “Se” “su” “el” se refieren al sustantivo בַ֡ר [bar] “Hijo” en la primera parte de este versículo.
Veamos esto en
el texto como se aplica:
Besad al Hijo, para que no se enoje [el Hijo], y
perezcáis en el camino, Cuando se encendiere un poco su furor [del Hijo].
Bienaventurados todos los que en él [el Hijo] ponen su refugio [Salmo 8:12)
La bendición אַ֝שְׁרֵ֗י de buscar el refugio ח֥וֹסֵי en el Hijo para escapar Su ira אַפּ֑וֹ , es una clara indicación de la
divinidad del Hijo, pues solo Dios es nuestro Salvador (Isaias 45:22). El aplicar
semejante lenguaje a un ser criado, es blasfemia.
Por otro lado,
la fuerza de este argumento es verificado por el intento desesperado de los Unitarios
del siglo 19 de ignorar la palabra “Son” e ir a la palabra “YHVH” del versículo
11 y hacer a los lectores pensar que el versículo 12 se refiere a “YHVH.”
Esta forma de
hacer hermenéutica es una clara y evidente violación de las reglas de la
exegesis. Sin embargo, esta maniobra exegética es una evidencia de que ellos
entienden que los pronombres del versículo 12 se refieren al Hijo de Dios y por
lo tanto que el Hijo es verdaderamente Dios.
Veamos el
contexto, el Salmista dice que si las naciones [los jefes de naciones,
magistrados, presidentes, reyes, príncipes, etc] no “besan al Hijo” como sumisión
y reverencia a Su poder y autoridad, es decir su gobierno. Su enojo los destruirá
a todos ellos en el día de Su ira.
Vea la relación entre
“enojo” “ira” y “destrucción” hacia los jefes de las naciones que rechazan “besar”
al Hijo. Las Escrituras son claras en cuanto a la escatología de la ira de
Dios, es la ira del Hijo sobre las naciones y sus líderes que rechazan
someterse al Hijo! Esta evidencia Bíblica
es una refutación a los que niegan la deidad de Cristo.
Es decir el
trabajo divino se adscribe a las funciones del Hijo. Vea su paralelo en el
Salmo 110:5-6
5 El Señor á tu diestra Herirá á los
reyes en el día de su furor:
6 Juzgará en las gentes, Llenará las de
cadáveres: Herirá las cabezas en muchas tierras.
Este pasaje
paralelo a Salmos 2, es una evidencia de que el Hijo es Dios, veamos:
Aquí en este
pasaje vemos a YHVH hiriendo a los reyes de la tierra, el mismo lenguaje se lee
en 2:12. Interesantemente, la palabra en Hebreo para furor es la misma palabra
que se usa en 2:12 אַפּ֣וֹ (appow). El versículo 6 es una elaboración más
extensa de la frase “perezcáis en el camino.”
En conclusión,
las Escrituras nos demuestran y prueban que el Hijo es Dios, pues solo Dios es
el único que destruye a los que rechazan su gobierno. Salmos 2 y 110 es la
evidencia de ello. La conclusión teológica de la evidencia textual solo apunta
a que el Hijo es Dios, la gramática Hebrea nos demuestra que es el Hijo el que destruirá
a todos aquellos que rechazan su gobierno.
Por Caesar Arevalo
Iglesia Presbiteriana Reformada
La Brea, CA.
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