LA VERDAD

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domingo, noviembre 24, 2013

ORDEN PUBLICO PRESBITERIANO: La oración pública antes del Sermón.



Una de las oraciones originales de los Presbiterianos Escoceses que se encuentra en este histórico documento Presbiteriano, la cual nos enseña la devoción, la pasión, la teología, y el contenido de la oración pública de los Reformadores. El contenido, en mi opnión es relevante para nuestros dias del siglo 21. Cada uno de los temas que incluye la oración son parte de la realidad del Cristianismo hoy. La necesidad de las iglesias es reconectarse con sus raíces. La reforma Presbiteriana en Escocia tienen mucho que enseñarnos. Antes de leer comentarios de otros modernos "reformados" en cuanto a lo que es la reforma y sus orígenes, leamos sus documentos originales. He aquí he traducido la seccion de la oración pública antes del sermón del Directorio de Adoracion Pública (1645).

"LA ORACION PUBLICA ANTES DEL SERMON

Después de leer la palabra, (y el canto del salmo) el ministro que va a predicar,  va a tratar  de conseguir que su propio corazón y la de sus oidores s sea afectado con sus pecados, para que ellos todos puedan llorar en el mismo sentir ante el Señor, y tengan hambre y sed de la gracia de Dios en Jesucristo, procediendo a una confesión más llena de pecado, de vergüenza santa y  confusión de rostro,  para invocar al Señor en estos términos:

" Para reconocer nuestro gran pecado , En primer lugar, por causa del pecado original, el cual (al lado de la culpa nos hace responsables a la condenación eterna ) es la semilla de todos los demás pecados, ha depravado y envenenado a todos los poderes y facultades del alma y del cuerpo, profanado nuestras mejores acciones, (si no fuera restringido, o nuestros  corazones renovados por la gracia) irrumpiría   en innumerables rebeliones, y grandes rebeliones contra el Señor que alguna vez fueron cometidos por los más viles de los hijos de los hombres; y luego, por razón de los pecados actuales , nuestros propios pecados , los pecados de los magistrados , de los ministros y de toda la nación, hasta aquellos que tenemos acceso en muchas maneras: que pecados nuestros reciben muchos agravios, que después de haber roto todos los mandamientos de la santa, justa y buena ley de Dios, haciendo lo que está prohibido , y dejando de hacer lo que se ordenó; y no sólo debido a la ignorancia y la enfermedad, pero más presuntuosamente, en contra de la luz de nuestras mentes, nuestras conciencias, y en contra del trabajo de Su  propio Espíritu Santo, para que no tengamos excusa por nuestros pecados; y no sólo despreciando las riquezas de la bondad de Dios, paciencia y longanimidad, pero oponiéndonos a las muchas invitaciones y ofrecimientos de la gracia en el evangelio, no procurando , como debiéramos , para recibir a Cristo en nuestros corazones por la fe, o para andar como es digno de él en nuestras vidas.

Llorar por nuestra ceguera mental, la dureza de corazón, la incredulidad, la impenitencia, la seguridad, la tibieza, la esterilidad, o el no esforzarse después de la mortificación y la novedad de la vida, o ejercicio de la piedad en la eficacia de ella; y que lo mejor de nosotros no ha caminado fielmente con Dios, ni hemos mantenido nuestros vestidos limpios, ni hemos sido tan celosos de su gloria, y del bien de los demás, como deberíamos haber sido: y para llorar sobre los demás pecados mientras la congregación particularmente  es culpable, a pesar de los múltiples y grandes misericordias de nuestro Dios, el amor de Cristo, la luz del Evangelio, y la reforma de la religión;  nuestros propios propósitos, promesas, votos, pactos solemnes  y otras obligaciones especiales, en sentido contrario.

Para reconocer y confesar, que estamos convencidos de nuestra culpa, por lo que por un sentido profundo de nosotros mismos, nos juzgamos indignos de los pequeños beneficios, más dignos de la más feroz ira de Dios, y de todas las maldiciones de la ley, y sentencias más pesadas infligidas sobre los pecadores más rebeldes, y que podría muy justamente quitar su reino y el evangelio de nosotros, y plagarnos con todo tipo de juicios espirituales y temporales en esta vida, y después tirarnos en una total oscuridad, en el lago que quema con fuego y azufre, donde está el lloro y el crujir de dientes , para siempre.

Que a pesar de todo, acercarnos al trono de la gracia, alentándonos a nosotros mismos con la esperanza de una respuesta amable de nuestras oraciones, en la riqueza y la suficiencia de aquella sola oblación, y la satisfacción de la intercesión del Señor Jesucristo, a la diestra de su Padre y nuestro Padre, y en la confianza de grandes y preciosas promesas de misericordia y gracia en el nuevo pacto, a través del mismo Mediador de la misma, para despreciar la ira pesada y la maldición de Dios la cual no somos capaces de evitar, o soportar  y humildemente y de todo corazón suplicar por misericordia, en la remisión libre y plena de todos nuestros pecados , y sólo por los amargos sufrimientos y méritos preciosos de nuestro Salvador Jesús Cristo solamente.

Que el Señor se digne en derramar su amor en nuestros corazones por el Espíritu Santo, sellándonos  por el mismo Espíritu de adopción, la plena seguridad de nuestro perdón y la reconciliación; confortar a todos los que lloran en Sión, hablar paz a los heridos y al espíritu atribulado, y vendar a los quebrantados de corazón: y para los pecadores presuntuosos y auto suficientes, que Dios abra los ojos de ellos, los convenza en sus conciencias , y se conviertan de las tinieblas a la luz de ellos, y de la potestad de Satanás a Dios, para que también puede recibir el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados que es por la fe en Cristo Jesús.

Con la remisión de los pecados por la sangre de Cristo, a orar por la santificación por el Espíritu , la mortificación del pecado que mora en nosotros tiranizandonos y muchas veces por encima de nosotros mismos; por el avivamiento de nuestros espíritus muertos con la vida de Dios en Cristo; que la gracia nos adapte y capacite para todos los deberes de conversación y llamamiento hacia Dios y los hombres; por la fuerza en contra las tentaciones, del uso santificado de las bendiciones y las cruces; y la perseverancia en la fe y la obediencia hasta el final.

Orar por la propagación del evangelio y el reino de Cristo a todas las naciones, por la conversión de los Judíos,  por la plenitud de los gentiles , por la caída del Anticristo, y la aceleración de la segunda venida de nuestro Señor, por la liberación de la iglesias en dificultades en el exterior de la tiranía de la facción anti-cristiana, y de las opresiones y las blasfemias de los crueles Musulmanes, por la bendición de Dios sobre las iglesias reformadas, especialmente sobre las iglesias y reinos de Escocia, Inglaterra e Irlanda, y ahora más estrictamente religiosamente unidos en la Liga Nacional y Pacto solemne, y para nuestras misiones en las partes más remotas del mundo: más particularmente por la Iglesia y el reino de lo cual nosotros somos miembros, para que allí Dios establezca la paz y la verdad, la pureza de todos sus juicios, y el poder de la piedad, de prevenir y eliminar la herejía, el cisma, la impiedad, la superstición, la seguridad y esterilidad bajo los medios de la gracia; por la sanidad de nuestras divisiones, y nos libre de la violar nuestro solemne Pacto.

Orar por todas las autoridades, sobre todo para la Majestad del Rey, que Dios le haga rico en bendiciones, tanto en su persona y el gobierno; que establezca su trono en la religión y la justicia, que lo salve del mal consejo, y hacer de él un bendito y glorioso instrumento para la conservación y propagación del evangelio, para el fomento y la protección de los que hacen el bien, el horror de todo lo que es malo, y el gran bien de toda la Iglesia y de todos sus reinos, para la conversión de la Reina , la educación religiosa del Príncipe, y el resto de la simiente real , para el consuelo de la Reina de Bohemia, hermana de nuestro Soberano, y por la restitución y el establecimiento de la ilustre príncipe Carlos, Elector Palatino del Rin, a todos sus dominios y dignidades, por una bendición sobre el Tribunal Superior del Parlamento, (cuando está sentado en cualquiera de estos reinos respectivamente) la nobleza, los jueces y magistrados subalternos, la alta burguesía, y todos los elementos comunes, para todos, pastores y maestros, que Dios los llene de su Espíritu, hacerlos ejemplarmente santos, sobrios, justos, pacíficos y llenos de gracia en sus vidas; sanos, fieles y poderosos en su ministerio, y sigan todas sus labores con abundancia de éxito y bendición, y dar a todo su pueblo pastores según su corazón, para las universidades, y todas las escuelas y seminarios religiosos de la iglesia y de la Comunidad, para que florezcan más y más en el aprendizaje y la piedad, para la ciudad o congregación en particular, para que Dios derrame en bendición sobre el ministerio de la Palabra, los sacramentos y la disciplina, en el gobierno civil, y todas las varias familias y personas que hay en ellas, por la misericordia a los que sufren sin ninguna señal de socorro de adentro o de afuera, por un clima apacible y temporadas fructíferas, hasta donde el tiempo lo pueda requerir, para evitar los juicios que sentimos que vienen o que tememos,  o que son responsables del hambre, la peste, la espada , y cosas semejantes .

Y, con la confianza de su misericordia a toda su Iglesia, y la aceptación de nuestras personas, a través de los méritos y mediación de nuestro Sumo Sacerdote, el Señor Jesús, a profesar que es el deseo de nuestra alma tener comunión con Dios en el reverendo y el uso de conciencia, de sus santas ordenanzas  y  para ese propósito orar fervientemente por su gracia y la ayuda eficaz para la santificación de su santo sábado, el día del Señor, en todas las funciones del mismo, públicas y privadas, tanto a nosotros mismos, y para todas las demás congregaciones de su pueblo, conforme a las riquezas y la excelencia del Evangelio, este día se celebra y disfruta.

Y porque hemos sido oyentes inútiles en tiempos pasados, y ahora no podemos recibir de nosotros mismos las cosas profundas de Dios, los misterios de Jesucristo, la cual requiere el discernimiento espiritual  para orar para que el Señor que enseña el tener frutos, graciosamente nos complazca en derramar el Espíritu de gracia, junto con los medios externos de los mismos, haciéndonos alcanzar semejante medida de la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, nuestro Señor, y  en él , de las cosas que pertenecen a nuestra paz, para que podamos dar cuenta de todas las cosas que son escoria en comparación a él, y para que nosotros  saboreemos los primeros frutos de la gloria que está para manifestarse, y podamos anhelar una comunión más plena y perfecta con él, para que donde El esta podemos estar nosotros también, y disfrutemos de la plenitud de esos gozos y placeres que están a su diestra para siempre.

Más particularmente, para que Dios en una manera especial provea a su siervo (ahora llamados a dispensar el pan de vida para su familia ) con sabiduría, fidelidad , celo y expresión, para que pueda dividir la palabra de Dios correctamente, dar a cada uno su porción, en la evidencia y la demostración del Espíritu y de poder, y que el Señor circuncide los oídos y los corazones de los oyentes, para que escuchen, amen, y reciban con mansedumbre la palabra injertada, que es capaz de salvar sus almas, haciéndoles buena tierra para recibir la buena semilla de la palabra, y fortalecerlos contra las tentaciones de Satanás, las preocupaciones del mundo, la dureza de sus corazones, y todo lo demás que puede dificultar el escuchar la salvación para que  Cristo pueda ser formado en ellos, y vivir en ellos, para que todos sus pensamientos sean traídos en cautiverio a la obediencia de Cristo, y sus corazones se establezcan en toda buena palabra y obra para siempre .

Juzgamos que este es un orden conveniente , en la oración pública ordinaria, aún así, el ministro podrá aplazar el (como en la prudencia lo juzgue encuentran) alguna parte de estas peticiones hasta después de su sermón, o ofrecer a Dios algo de la acciones de gracias en adelante nombrados , en su oración antes de su sermón."

Trad. Caesar Arevalo

Fuente: The Directory for Public Worship (Feb. 6, 1645)  http://www.reformed.org/documents/wcf_standards/index.html?mainframe=/documents/wcf_standards/p369-direct_pub_worship.html

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