LA VERDAD

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sábado, junio 08, 2013

COMENTARIO DEL CATECISMO DE HEIDELBERG POR EL DR. ZACARIAS URSINO (4)




En este cuarta parte del comentario de Zacarias Ursino terminamos su exposicion referente al catecismo, las partes principales, y porque es necesario enseñar el catecismo en la Iglesia. La facilidad con que Ursino explica estos temas nos ayuda a entender el contexto en que el catecismo fue y es importante en la Iglesia Cristiana. Desgraciadamente, el abandono de esta practica escritural ha dado lugar a congregaciones debiles y a herejias que populan en la actualidad dentro del evangelicalismo popular. Debemos de rescatar la practica Biblica del catecismo en las Iglesias Protestantes evangelicas.


III.  CUALES SON LA PARTE PRINCIPALES DE LA DOCTRINA DEL CATECISMO?

Las partes principales y más importantes de los primeros principios de la doctrina de la Iglesia, que aparece en el pasaje que acabamos de citar de la Epístola a los Hebreos (cap.6), son el arrepentimiento y la fe en Cristo, que podemos considerar como sinónimos de la ley y el evangelio . Por lo tanto, el catecismo en su sentido primario y más general, se puede dividir a la doctrina de la iglesia, en la ley y el evangelio. No difiere de la doctrina de la iglesia, ya que respeta la materia y de la que se trata, pero sólo en la forma y manera en que se presentan estas cosas, al igual que el alimento sólido diseñado para adultos, la cual puede ser comparado a la doctrina de la Iglesia, no difiere en esencia de la leche y la carne preparada para los niños, la cual Pablo compara en el pasaje ya citado. Estas dos partes se denominan, por la gran masa de los hombres, el Decálogo y el Credo de los Apóstoles, porque el Decálogo comprende la esencia de la ley, y el Credo de los Apóstoles el evangelio. Otra distinción que hace esta clase de personas es la doctrina de la fe y las obras, o la doctrina de las cosas que hay que creer y las que hay que  hacer.

Hay otros que dividen el catecismo en estas tres partes, teniendo en cuenta, en primer lugar, la doctrina de respeto a Dios, entonces la doctrina de respetar su voluntad, y, por último, aquella que respeta sus obras, las cuales se distinguen como las obras de la creación, preservación y redención. Pero todas estas partes diferentes se tratan en ya sea en la ley o el evangelio, o en ambos,  por lo que esta división puede reducirse fácilmente a la anterior.
Hay otros, una vez más, que hacen que la catequesis consista en cinco partes diferentes, el Decálogo, el Credo de los Apóstoles, el Bautismo, la Cena del Señor, y la oración, de la cual, el Decálogo fue entregada inmediatamente por Dios mismo, mientras que las otras partes se entregaron de inmediato, ya sea a través de la manifestación del Hijo de Dios en la carne, como es el caso de la Oración del Señor, el Bautismo y la Eucaristía, o por medio del ministerio de los Apóstoles, como es el caso del Credo de los Apóstoles. Pero todas estas diferentes partes también se pueden reducir a los dos partes generales que estan incluidas en la primera división. El Decálogo contiene la sustancia de la ley, y el Credo el evangelio de los Apóstoles; los sacramentos son partes del evangelio, y pueden, por lo tanto, ser incluidos en ello, y son los sellos de la gracia que promete, ya que son los testimonios de nuestra obediencia a Dios, tienen la naturaleza de los sacrificios y se refieren a la ley, mientras que la oración, de la misma manera, puede ser referido a la ley, ser parte de la adoración a Dios. El catecismo de la que hablaremos en estas conferencias se compone de tres partes. El primero trata de la miseria del hombre, el segundo de su liberación de la miseria, y la tercera de gratitud, la cual en realidad no difieren de las anteriores, ya que todas las piezas están allí especificadas en estos tres temas generales. El Decálogo pertenece a la primera parte, ya que es el espejo a través del cual nos vemos nosotros mismos y asi nos lleva al conocimiento de nuestros pecados y miseria. y la tercera parte en la medida en que es la regla de la verdadera acción de gracias y de la vida cristiana. El Credo de los Apóstoles está incluido en la segunda parte en la medida en que desarrolla el camino de la liberación de los pecados. Los sacramentos, pertenece  a la doctrina de la fe y siendo los sellos que se adjuntan a la misma, de igual manera pertenecen a esta segunda parte del catecismo, que trata de la liberación de la miseria del hombre. Y la oración, que es la parte principal de la adoración espiritual y de agradecimiento, puede, con gran propiedad, se remitirá a la tercera parte general.


IV. ¿PORQUE ES NECESARIO INTRODUCIR Y ENSEÑAR EL CATECISMO EN LA IGLESIA?

Esta necesidad puede ser bajo las siguientes urgencias:

1. Porque es el mandamiento de Dios: “ tu enseñaras a tus hijos” (Deut. 11. 19.)

2.       A causa de la Gloria divina la cual demanda que Dios sea el unico, no solamente justamente conocido y adorado por los adultos, pero tambien por los niños, pues esta dicho:  “De la boca de los niños y de los que maman tienes tu fortaleza” (Salmos. 8. 2.)

3.      OA causa de nuestra consolación y salvación; pues sin el verdadero conocimiento de Dios y su Hijo Jesucristo, nadie que ha obtenido años de discreción y entendimiento puede ser salvo, o tener alguna seguridad que es aceptado en la vista de Dios. De aquí es dicho, “esta es la vida eterna que te conozcan a ti, el único verdadero Dios y a Jesus Cristo, a quien tu has enviado.” Y otra vez, “sin fe es imposible agradar a Dios” (John 17. 3. Heb. 11. 6.)  y no solo eso, pero nadie cree en el quien no han conocido, o han escuchado; pues “como creerán en el a quien no han escuchado?”  “así que la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios” (Romanos 10:14, 17) es necesario, entonces, para aquellos que no han sido salvos, de tomar y abrazar la doctrina de Cristo, el cual es la doctrina principal y fundamental del evangelio. Pero para que esto sea hecho, debe haber instrucciones impartidas para este efecto, y necesidad, tal breve y simple forma de doctrina, aplicada y de acuerdo al joven y no letrado.

4.    Por la preservación de la sociedad y la iglesia. Toda historia pasada prueba que la religión y la adoración de Dios, el ejercicio y práctica de la piedad, honestidad, justicia, y verdad son de gran importancia para el bienestar y perpetuación de la iglesia y de la comunidad. Pero es en vano que miremos a estas cosas entre los barbaros, ya que ellos nunca han conocido el producir frutos de piedad y virtud. De aquí que existe una necesidad que deberíamos ser entrenados en la práctica de estas cosas desde nuestros primeros años, porque el corazón del hombre es depravado y mal desde su juventud. Tal es la corrupción de nuestra naturaleza, que al menos que empecemos temprano el trabajo de nuestra reforma y entrenamiento moral, también aplicaremos muy tarde un remedio cuando a través de un prolongado tiempo, los principios e inclinaciones del mal se han reforzado y confirmado, como un desafío a las restricciones que podamos desear imponer sobre ellos. Si no somos correctamente instruidos en nuestra niñez desde la sagradas Escrituras referente a Dios y a su voluntad, y si no comenzamos la práctica de la piedad, será con gran dificultad el alejarnos de estos errores los cuales, como si fuesen, han nacido en nosotros. Si, por lo tanto, la iglesia y el estado están para ser preservados de la degeneración y destrucción final, es de suma importancia que esta depravación de nuestra naturaleza debería, a su debido tiempo, ser confrontada con las restricciones apropiadas, y sea subyugadas.

5.    Existe la necesidad que todas las personas deberían estar al tanto con la regla y norma de acuerdo a lo cual vamos a juzgar y decidir, en relación a las varias opiniones y dogmas de hombres, para no ser llevados en el error, y sean seducidos, de acuerdo a los mandamientos en relación a este tema, “cuidado de los falsos profetas,” “prueben todas las cosas.” “prueben los espíritus si es que son de Dios.” (Mat.  7:15 . 1 Tes. 5:21 . 1 Jn 4:1 .)   pero la “ley y el credo de los Apóstoles, los cuales son las principales partes del catecismo, constituye la regla y la norma de acuerdo a lo cual vamos a juzgar las opiniones de los hombres, por lo tanto debemos de estar familiarizados con ellos.

6.     Aquellos que apropiadamente han estudiado y aprendido el catecismo, están generalmente mejor preparados para entender y apreciar los sermones los cuales ellos escuchan de tiempo en tiempo, tanto como ellos puede sumarizar las cosas que ellos escuchan de la palabra de Dios, y así las principales enseñanzas de donde cada una de ellas pertenece; y al mismo tiempo aquellos que no han gozado del propio entrenamiento, cuando escuchan sermones, no tienen la ventaja de aprender mucho.

7.      La importancia de la catequización puede ser urgente en vista de su adaptación peculiar a aquellos estudiantes quienes son débiles y de mentes no académicas, quienes requieren instrucción en forma corta, simple, y de manera perspicaz, así como la tenemos en el catecismo, y que no lo entenderían en forma larga a causa de su juventud y capacidad débil.

8.   Es también necesario, por el propósito de distinguir y separar a los jóvenes, así como hay jóvenes, ignorantes, desde los que causan división, y paganos profanos, los cuales pueden aprender por un método juicioso de instrucción catequista.

Por último, un conocimiento del catecismo es especialmente importante para aquellos quienes van a trabajar como profesores, porque ellos deben tener un conocimiento más intimo de las doctrina de la Iglesia que los demás, al mismo tiempo  de su llamado, para que ellos también puedan ser capaces de instruir también a otros, así como de los temas los cuales ellos han obtenido un conocimiento de esta doctrina, el cual los convierte en personas diligentes para mejorar, como Timoteo, ellos conocerán las Sagradas Escrituras, y ser buenos ministros de Jesús Cristo, nutridos con la palabra de la fe, y de la sana doctrina, así como ellos han aprendido” ( 1Tim. 4:6). A estas consideraciones, las cuales muestra la importancia de la catequización, podemos añadir muchos otros de gran peso, especialmente con la gran masa de la humanidad, tales como argumentos los cuales pueden venir del fin de nuestra creación, la prolongación y preservación de nuestras vidas de la niñez hasta la juventud, y de la juventud hasta nuestra madurez, etc. Para que podamos también hablar de la excelencia del objeto de nuestra doctrina del catecismo, el cual es bien supremo, aun Dios mismo, y pueda mostrar el efecto de tal curso de instrucción, el cual es el conocimiento de este bien supremo, y de ahí la participación, el cual es algo vasto más importante y deseable que todos los tesoros de este mundo. Esta es la perla del gran precio escondida en el campo de la Iglesia, referente a lo cual Jesus hablo en Mateo 13:44 y a causa de la cual, los Cristianos del pasado fueron perseguidos con sus niños pequeños. Podemos poner el ejemplo de Orígenes, el cual tenemos una historia en el libro seis y capitulo tres de la Historia Eclesiástica de Eusebio. Así también el libro cuarto y el capitulo dieciséis de la historia de Teodoroto puede ser leído con el mismo propósito. Pero si somos ignorantes de la doctrina y la gloria de Cristo, quien entre nosotros estaría dispuesto a sufrir por su causa? ¿y como puede ser de otra manera que no seamos ignorantes de estas cosas, al menos que alguien nos enseñe e instruya en ello desde nuestra niñez? El ser negligentes en el catecismo es, entonces, uno de las causas principales porque existen muchos arrastrados por todo viento de doctrina, y porque muchos serán arrastrados de Cristo al Anti-Cristo.

El diseño de la doctrina del catecismo es nuestro Consuelo y salvación. Nuestra salvación consiste en el gozo de bien supremo. Nuestro consuelo conlleva la aseguranza  y confidente expectación del gozo completo y perfecto del bien supremo, en la vida futura, con un sabor de antemano ya en esta vida. El bien supremo es lo que hace que todas esas bendiciones verdaderas sean así, mientras que aquellos que no lo tienen son miserables y maltrechos. Lo que este consuelo es y el propósito de este catecismo, será explicado en la primera pregunta, y procederemos, sin ninguna otra introducción."


del libro:  "The Commentary of Dr. Zacharias Ursinus on the Heidelberg Catechism." (pag. 13-16)

traducido por Caesar Arevalo

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